viernes, 26 de octubre de 2012
Pequeñas y grandes miserias de los grandes y pequeños filósofos: Nicolás Malebranche
La consecuencia de cómo Descartes
entendía la vida animal: un seguidor suyo ilustre, el padre Malebranche, sacudió una terrible
patada a un perro por la calle que se le cruzaba en su camino, y cuando su joven acompañante le preguntó el
motivo de tamaña salvajada, el digno filósofo contestó que nada ocurría, que no se alarmase: se trataba únicamente de una
maquina… Así le va a los bichos desde entonces con la Nueva Ciencia (con la excepción de G.W. Leibniz, que fue el único que, poco después, defendió que todas las criaturas tienen alma, por motivos de física tanto como de metafísica, y no meramente por compasión...)
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