El próximo 18 de agosto viene el Papa a Madrid, y con él la horda de peregrinos sin esclavina, ni calabaza ni pecados que expiar…vamos, digo yo, puesto que vienen protegidos por un seguro, beben y se duchan con el agua del Canal de Isabel II (aún sin privatizar) de nuestro instituto y no pasan ninguna fatiga, cosa sólo propia de aquél que algún pecado tiene que hacerse perdonar. Mientras tanto, los profesores de la enseñanza pública -incluidos esos marginados que son los profesores de religión- pasamos un verdadero calvario para transmitir aconfesionalmente nuestros saberes a lo largo del curso, eso sí, sólo por la mañana; que las tardes están, si acaso, para programas de refuerzo vendidos al mejor postor. ¡Lo nuestro sí es peregrinación, un vía crucis didáctico con voto de pobreza y abstinencia intelectual! Pero claro, no es lo mismo ser pecador que mear agua bendita…
En el artículo 16.3 de nuestra Carta Magna, España se declara aconfesional, es decir, que no nos adscribimos, en cuanto a lo público, a ninguna religión, si bien es cierto que tampoco rechazamos ninguna; es más, declaramos un especial vínculo con la Iglesia católica, acuerdos con la Santa Sede incluidos. Por lo que se refiere a la cosa privada, cada cual puede rezar a quien quiera, como Dios y el artículo 16.1 de la Constitución mandan. ¿Y qué tiene esto que ver con nuestro instituto público? Nada, excepto la honrosa excepción de un profesor de religión que, por la gracia del obispo de turno, goza de un contrato basura a cambio de no tener que pasar unas oposiciones públicas y comulgar con la doctrina del nuncio.
Pero en agosto está de vacaciones hasta la aconfesionalidad. Y el instituto se abre a las ofertas de las instituciones privadas. Invitamos a unos peregrinos a pasar unos días por un módico precio y así podremos el curso próximo comprar alguna pizarra digital o incluso taquillas para nuestros deslomados alumnos. Si lo hacemos bien, el año que viene, y en virtud de la aconfesionalidad constitucional, podremos extender la oferta a los derviches danzantes, a los budistas del Tíbet, a los coloristas rituales hindúes, a las sonoras parroquias de gospel americano o al Consejo de Delegados del Banco Santander. Seguro que la Consejería de Educación no pone ningún inconveniente si con ello podemos dotar de más y mejores infraestructuras didácticas al centro.
Por tanto, pido en este claustro que demos la bienvenida al Papa, a sus acólitos y a todo el maná privado que a partir de ahora nos va a caer en agosto desde el cielo del Instituto PÚBLICO Santamarca.
Si es que con este nombre antes o después tenía que caer.
Otros indignados.
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El amigo David ha colgado en mi instituto información de la propia Comunidad de Madrid que añade todo un dato: se va a gastar más en esta visita que lo ahorrado en los recortes previstos. A Dios lo que es de Dios y también lo que es del César, ea.
ResponderEliminarno sé cuantos irán al evento, pero seguramente podrían dormir en la explanada de la almudena, en hoteles o dentro de las iglesias, que se está fresquito. si no, la próxima vez que vengan u2 a tocar a madrid, lo mismo os toca alojar a gente con gafas de mosca hablando raro.
ResponderEliminaral césar lo que es del césar y a dios...muy buenas, que le vaya bien