Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

sábado, 31 de julio de 2010

Los rockeros no son buenos... estudiantes

A partir de una canción de El úlitmo de la fila -que, me consta, no son la caña ni siquiera de España- reparo en las malas relaciones del rock con la escuela. Montones de "grandes temitas", desde Sam Cooke hasta Steve Vai (The audience is listening: la venganza más ruidosa), pasando por Alice Cooper, Pink Floyd, Angus Young y tantos otros, lo que "tematizan" es eso: que los estudios son un asco o no enseñan nada importante. El propio Lou Reed -el único tipo que probablemente sea aún más antipático que Dylan- había cursado literatura, lo que le sirvió para escribir sucias y palabroteras letras en sus inicios y recientemente un disco temático sobre Edgar Allan Poe que deja todo por desear y más. Tal vez se deba a que de adolescentes adquirieron el gusto por distanciarse de sus compañeros, ellos que, sin embargo, demostraron ser muy aplicados en el aprendizaje del bajo eléctrico o la batería. O a que las ensoñaciones de independencia, viajes y de emplear la insolente juventud en hacer-lo-que-te-venga-en-gana (living easy, living free...) no casan bien con empollar mates, de la misma manera que el s. XIX los grandes escritores abandonaban la carrera de Leyes o Comercio. Con estos mimbres se hace de una música algo más que eso, o sea, un estilo de vida, cuya mayor objeción es que es seguido por muchos cuando sólo puede ser disfrutado por unos pocos. ¿Y qué pasa cuando padres y profesores también son -somos- rockeros?

¿Firmamento?

Desde el campo, como se sabe, sí que se distinguen las estrellas, pero te entra tal sueño que consultas el misterio con la almohada. Estamos ensayando el primer modelo de civilización histórica que descansa sobre la constatación de que el cielo no es estable, sino que se trata más bien como de una suerte de discoteca galáctica, pero, como digo, eso no nos quita el sueño. Porque subrayar machaconamente que hasta los cuerpos celestes tienen los días contados, y que, a su escala, brillan durante un parpadeo y se extinguen es tan absurdo como cuando se insiste sobre eso mismo acerca del tiempo de la existencia humana. Y es que, por supuesto, hay escalas, pero en referencia al paso de nuestras generaciones, y en la medida en que las recordamos, y no respecto a la duración del cosmos, que es literalmente incalculable y por tanto ni mucha ni poca ni todo lo contrario. De manera que ¿por qué no?: el nombre de "firmamento", por los grandes periodos a los que alude, nos sigue valiendo hoy igual que cuando hace siglos o milenios los ancestros dormían pensando que al menos había algo que jamás cambiaba, y que mientras que en este bajo mundo todo es mudadizo e imprevisible, allí arriba esas luces nos contemplaban ociosas apoyando su cabeza en la eternidad. Puede que algún día el cielo caiga sobre nosotros, como temían los irreductibles galos, pero es mucho más posible que para entonces ya no estemos aquí echados cuerpo a tierra.

viernes, 30 de julio de 2010

jueves, 29 de julio de 2010

Pequeñas y grandes miserias de los grandes y pequeños filósofos: las contradicciones vitales de Arthur Schopenhauer, el patilludo

Leí en alguna parte esta anécdota que se me antoja apócrifa: paseaba Schopenhauer con su mujer por un parque de una ciudad de cuyo nombre no puedo acordarme cuando reconoció a distancia la figura esbelta pero cojitranca de Lord Byron, aquel hombre sobre el que poco antes había escrito que representaba, junto con Leopardi y él mismo, el máximo exponente del pesimismo -y, por tanto, de la verdad- en Europa. Impulsivamente, como corresponde a los procesos de la Voluntad, quiso acercarse a saludarle, conocerle y acaso exponerle lo mucho que tenían en común, mas al pronto se dio cuenta de la cantidad de muchachas que rodeaban al célebre poeta, célebre entre otras cosas por mujeriego, inmoral y sodomita. De modo que Arthur, como corresponde a los procesos de la Razón, se serenó, cogió a su mujer por el brazo y tomo la dirección contraria, perdiendo así la que tal vez fuera su única oportunidad de tratar con alguien vivo a quien pudiese admirar tanto al menos como a sí mismo. Es decir, que permitió que unos hipotéticos celos sazonados con un prurito de orgullo viril triunfasen sobre su habitual misoginia y unas ocasionales ganas de comunicarse con el prójimo. Vanitas vanitatum etc. (Si es que todo esto tiene algo de cierto, porque ni siquiera sé si Schopenhauer estuvo casado, tendré que leer al Safransky...)

Rita, sus paseos sur la plage

Gines Nadal

miércoles, 28 de julio de 2010

Actualidad del trueque, por Rita L.


Aunque a algunos pudiese resultarles extraño, muchos siglos después de que el sistema de trueque haya sido mayoritariamente abandonado nos encontramos cada vez más y más con organizaciones y comunidades que están tratando de impulsar su recuperación… ¿Por qué?
Pues tal vez sea porque el trueque ha vuelto a demostrar recientemente su fortaleza para resolver problemas de subsistencia en economías profundamente derrumbadas como ha sido el caso, por ejemplo, de la Argentina de la hiperinflación y el paro generalizado. Pero incluso en situaciones y sociedades muy distintas, como lo es la nuestra, en el que el trueque no es un necesidad sino un opción adoptada voluntariamente, el desarrollo de este hábito podría ayudarnos a adoptar una actitud más racional ante la adquisición de objetos a la vez que una emancipación de ciertas inercias y rémoras psicológicas a las que todos queramos o no estamos atados por el simple hecho de participar en los mecanismos convencionales del mercado.
De ahí que la crítica más recurrente a la sociedad de consumo suela incidir, básicamente, en la avaricia que se presupone en el afán por la adquisición de objetos nuevos, de manera que, en la polémica entre sus partidarios y sus detractores, parece que uno tiene que posicionarse o bien entre los que sucumben a las tentaciones de los bellos objetos y construyen su vida en torno a la necesidad de ganar dinero para poder invertirlo inmediatamente en el saco sin fondo de sus adquisiciones, o bien, por el contrario, entre aquellos que renuncian ascéticamente a todos sus embelecos y para ello deciden retirarse de gran parte de las parcelas del mundo además de empeñarse en el arduo esfuerzo de mantenerse fieles a sus principios.
Una de los mejores aspectos del sistema de trueque es que nos permite situarnos al margen de estas dos opciones igualmente radicales. El trueque no criminaliza el gusto por la obtención de objetos, porque su alternativa al sistema conseutudinario de consumo pone el énfasis en otro lado:
Mientras que en el modelo de consumo habitual la pregunta es "¿qué puedo adquirir?", en el modelo del trueque a esta pregunta perfectamente legítima y básica ha de añadírsele otra igualmente necesaria: "¿y yo, qué puedo ofrecer?" Puede que parezca poca cosa, pero  la presencia de la segunda pregunta representa un enorme cambio de perspectiva en la relación de las personas con sus pertenencias o las de los demás.
Para empezar, implica un compromiso de cuidar los objetos e incluso de repararlos para que puedan servir a otros cuando nosotros ya no los necesitemos por una razón u otra. Implica igualmente renunciar a la economía del “chollo” y al hacer caso a nuestras madres cuando nos sermoneaban acerca de que “lo barato es caro”. Indirectamente, implica por último renunciar a la compra de objetos de usar y tirar, que frecuentemente están asociados a condiciones de producción opresoras de los trabajadores, lo cual significa sin duda abogar por un mundo más justo.
Asimismo, el trueque trabaja sobre la dificultad de desprendernos de lo propio, y sobre el egoísmo de las posesiones, clave básica del capitalismo. Liberarnos de esa tendencia a la posesión de objetos que diariamente ignoramos en la espera de la ocasión propicia para usarlos, y aceptar que la posesión de algo implica su atención y su cuidado, abrirá probablemente nuestras mentes a planteamientos políticos de mayor distribución de la riqueza, e incluso podría  ayudar a muchos en el manejo de sus relaciones sentimentales.
Intercambiar un objeto por otro en lugar de hacerlo por dinero supone sobre todo una concepción más real del esfuerzo que está detrás de la obtención del dinero, y por tanto una concepción más aproximada a la realidad en términos de justicia social. Para la educación de los niños este trabajo es esencial, puesto que para ellos el dinero que gastan sus padres no está asociado a la realización de un esfuerzo, mientras que el desprendimiento de uno de sus juguetes, por ejemplo, sí lo está. A muchos adultos de altos sueldos también puede enseñarles algo...
En resumidas cuentas, tomarse el esfuerzo de pensar qué puedo ofrecer implica un desarrollo de la generosidad y de la implicación en un grupo. No debemos olvidar que existe una forma de trueque que todas las sociedades han mantenido vigente por su capacidad cohesionadora: se trata del intercambio de regalos.
Y, después de todo, no debemos menospreciar el aspecto más práctico, evidente y atractivo de todo el asunto: no hace falta necesariamente dinero para renovar nuestro vestuario, nuestra biblioteca o la decoración de nuestra casa: lo único que hace falta es un poco de inteligencia por nuestra parte.

Poema anti-gótico


Rosas Azules.
Blue Roses; Rudyard Kipling (1865-1936)

Rosas rojas y blancas rosas
He desplumado por el placer de mi amor.
Ella no aceptó aquel ramo del dolor,
Exhortándome a buscar sus rosas azules.

La mitad del mundo he atravesado
Buscando el lugar donde estas flores crecen,
Y la mitad del mundo a mi búsqueda responde
Con una risa hacia el corazón burlado.

Al hogar retorné en invierno,
Pero mi tonto amor había muerto,
Buscando con su último aliento
Las rosas azules en los brazos de los muertos.

Tal vez más allá de la tumba
Ella encontrará lo que tendría.
Inútil cruzada fue la mía,
¡Las rosas rojas y blancas son mejores!

Calígine

Jodido pero contento con el bochornazo reinante, el turisteo giri en estas tierras nos trae a la memoria esas  criaturas microscópicas capaces de sobrevivir en entornos de bajísimas o altísimas temperaturas llamadas por los biólogos "termofilas". En efecto, mientras que los aborígenes locales vamos asados por las calles buscando el necesario refrigerio como un tropismo vegetal a la inversa, ellos se calan una gorra en sus rubias cabezas, calzan sandalias en sus pálidos pies y tiran millas tan felices. ¿Acaso es que todo se ve mejor, parece más bonito, luce más y realza la cultura con semejante foco despiadado friendo el mundo visible y sus enhiestos monumentos? Lo ignoramos, pero el caso es que deambulan, comen, beben, fotografían y no paran hasta que se pone el sol, que es cuando nosotros, cual vampiros cañi, aprovechando el calor residual descendemos de nuestros refugios a conquistar esas presas noctámbulas que se ofrecen entusiasmadas e inermes a nuestra devoración que son las terracitas de Dios, que vivan.

martes, 27 de julio de 2010

La inquietud fáustica

Primero habría que mirar el engrosamiento histórico del mito en wikipedia, por curiosidad y para que vaya sonando a alemán. Luego, para la interpretación de lo faustico hay que acudir a Hegel, pero no -¡por Dios!- directamente, si no, por ejemplo, en el libro de Marshall Berman Todo lo sólido se desvanece en el aire (el conocido final de una frase de Marx), que está volcado entero en su página web, o, en tres palabras, lo arriesgo aquí de purititas oídas: el tal Fausto quiere saberlo todo, pero esa es una tarea arida, sembrada de dudas y finalmente vacía...

FAUSTO: “Ahora ya, ¡ay!, he estudiado a fondo filosofía, jurisprudencia, medicina y, por desgracia, también teología, con ardoroso esfuerzo. Y ahora me encuentro, ¡pobre de mí!, sin saber más que al principio.” Fausto, 1ª Parte, Escena I [GOETHE, 1994: 37]

Por otra parte, Mefistófeles, un lacayo del Diablo, aquel "espíritu que siempre niega" (pues dice "no, no es suficiente aún", i can´t get no... como los Rolling, que tienen otra canción sobre El maestro y Margarita de Bulgakov: simpathy for the devil) entiende que lo que realmente desea es hacer la experiencia humana integral vivencialmente hablando, y le ofrece la eterna juventud hasta que la logre, momento en que morirá habiendo vendido su alma al diablo. Pero a Mefistófeles le conviene que Fausto descrea del saber, que es el que le ha dejado insatisfecho...

MEFISTÓFELES: “Desprecia solamente razón y ciencia, la potencia más alta de los hombres; deja tan solo que con artilugios de brillos y magia te corrobore el espíritu del engaño, y así serás mío sin condiciones…” Fausto, 1ª Parte, Escena IV. [GOETHE, 1994: 68]

Así ocurría en el Fausto de Marlowe, que se entregaba a la magia rechazando la razón. Fausto no debe caer en esa tentación para Goethe, tentación que se expresa en pasajes como estos....

MEFISTÓFELES: “Estudiaréis el mundo grande y el pequeño para dejar al cabo seguir las cosas como Dios quiere que vayan” Fausto, 1ª Parte, Escena IV. [GOETHE, 1994: 72]

MEFISTÓFELES: “El pequeño dios del mundo sigue siendo siempre del mismo jaez, y es tan raro como el primer día. Algo mejor viviría si no le hubieras concedido ese destello de la celestial luz, que él llama razón, y la que sólo usa para portarse más animalmente que cualquier animal" Fausto, Preludio, Escena II. [GOETHE, 1994: 32]

Por tanto, Fausto termina por aferrarse a que hay que usar de la razón, pero no para aprender pasivamente, sino para actuar, y este el fragmento más célebre:

FAUSTO: “«Escrito está. Al principio era el Verbo.» ¡Aquí me paro ya! ¿Quién me ayudará a seguir adelante? No puedo hacer tan imposiblemente alto valor del Verbo; tendré que traducirlo de otro modo, si el espíritu me ilumina bien. Escrito está: «En el principio era la mente.» Medita bien esta línea, de suerte que tu pluma no se precipite. ¿Es en verdad la mente la que todo lo hace y crea? Debiera decir: «En el principio era la fuerza.» Pero, no obstante, al escribirlo así, algo me advierte que no me quede en ello. Me socorre el espíritu. De pronto veo claro y osadamente escrito: «En el principio era la acción.»”
Fausto, 1ª Parte, Escena III [Goethe, 1994: 55]

El problema está en que cuando la razón actúa transforma el mundo (quitar terrenos al mar es el ejemplo de Goethe) tanto para bien como para mal...

“La idea fáustica es la de una fuerza sin cesar en acción contra los obstáculos, la lucha se convierte en la esencia misma de la vida; sin ella, la existencia personal está desprovista de sentido, y sólo pueden ser alcanzados los valores más ordinarios; el hombre fáustico se forma en el enfrentamiento y sus aspiraciones rechazan los límites, son infinitas” [BALANDIER, 1988: 226].

Esa infinitud es la de las experiencias posibles del hombre, que son inagotables porque siempre puede seguir actuando -colonizando Marte, por ejemplo: ejemplo neutro mío-, de manera que la satisfacción nunca se alcanza, y así Occidente es una maquina terrible de transformación incesante sin ningún objetivo tácito o expreso. Si yo soy guitarrista, podría morir insatisfecho de no tocar todavía mejor que Jimi Hendrix, y esta frustración no tiene remedio a no ser que la acción se mida por su intensidad y no por su crecimiento. Fausto, Occidente, deben reconciliarse con el hecho de que la infinitud no es alcanzable, pero sí la intensidad, de manera que el mejor pianista del mundo no hace música más intensa que un niño africano aporreando un bongo, aunque sea incomparablemente más compleja. Conclusión (ya no sé bien de quién): Fausto comprende por fin que la vida, toda vida, es, en efecto, finita, pero que en ella cabe una intensidad que la razón puede potenciar. Fausto no puede saberlo todo sacándolo de los libros, porque el mundo no habla por sí mismo, y por tanto no nos da sus grandes principios mediante el estudio. En los libros no hay más que pasado congelado. Por consiguiente, para que el mundo "hable" de verdad hay que sonsacarlo, y en eso consiste específicamente la experiencia (no en vivir algo y luego otro algo sin más, lo cual no es decir nada; ha de ser experiencia de la conciencia, que lo llama Hegel). El hombre se ensucia con las dificultades del mundo real y de este contacto surgen leyes, estética, ciencia, etc. Pero ningun individuo particular puede ingerir toda la experiencia posible de la humanidad, porque es demasiado amplia y porque aún continua formándose, de modo que sólo podría darse el "lleno completo" que Fausto busca en caso de haberse terminado la historia -comprendida, así, no como paso del tiempo, que nunca acaba, sino como el acervo completo de lo que la especie humana puede entresacar (dramaticamente, por cierto, puesto que hay que bregar duramente para conseguirlo) al mundo en forma de discurso definitivo, inapelable. De ahí que la insaciabilidad de Fausto no podrá encontrar nunca sosiego por razones estructurales: no es posible que muera habiéndolo hecho todo y habíéndolo sabido todo, que es lo mismo. Por eso debe aprender a hallar satisfacciones finitas en lo posible vivible, y en consecuencia cambiar el enfoque. La intensidad no da saber enunciativo, pero tampoco es cuantificable, de modo que puede tenérsela toda en un instante sin ansiedades; no se "ingiere", no se acumula, no nos sirve de arma o de equipaje, pero sin embargo cuando se escapa sabemos que suele volver (no se puede retener como pretendía Fausto, "quiero tener todas las experiencias", y por ello mismo se escurre de cualquier posesión y vuelve). Así que no solamente Fausto va a morir porque su tiempo tiene un final, como todos, si no que también aprende que hay que aceptar la muerte en lo que tiene de límite necesario de nuestro conocimiento del mundo -que siempre será fragmentario y parcial en el plano cuantitativo, pero al que no tiene por qué faltarle nada en términos de intensidad cualitativa, puesto que tan real es una experiencia pequeña como otra. El sueño de la experiencia total cuantitativa es una peligrosa quimera, y si uno quiere ponerse crítico debe sácale jugo al nombre preciso que lleva hoy, y que no es Dios, sino Capital.

Indicaciones sobre Nueva York, por Rita L.

- Coney Island. Parque de atracciones prehistórico con bastante encanto. Playa, feria, muchos hippies trasnochados y tabernas rusas, mezcla curiosa. Creo que había planes para reconstruírlo y convertirlo en parque temático (una pena), no se si habrán empezado. En la parte más cercana al metro hay una barraca de feria en la que hay una Asociación de Defensa de las antiguas artes circenses (chica tragasables, tatuada tragafuegos, hombre-lobo, etc...) Todo hecho con mucha gracia, y a mí me encantó. Parecía estar en una novela.

- Arlenes Grocery. Se trata de un bar normalucho en la parte baja de East Village, en el barrio entre East Houston Street y Delancey Street (ahí hay una zona de bares que está muy bien). Los lunes por la noche -creo recordar-, hay karaoke heavy con banda de rock en directo y es de los espectáculos más divertidos y chulos que he visto en mucho tiempo. El animador del evento es un tipo muy divertido y si te preparas alguna de acdc o guns and roses te animas y la cantas con una banda que toca de miedo. Merece la pena. Creo recordar que está en Rivington str. con Suffolk o muy cerca.

- Un chino fantástico en el que comimos: tenía un nombre simple, algo parecido a Joe´s o similar, estaba en una calle bastante cortita llamada Pell street y si miras desde la estatua de Confucio en la acera de la izquierda más o menos por la mitad. Entras y tiene mesas grandes redondas y como hay mucha gente lo normal es compartir mesa. La cosa es pedir un dimsum que tiene caldo dentro, maravilloso, es invento del local y por lo visto tiene premios gastronómicos y unas almejas con salsa de soja que también son fantásticas. Está bien de precio.

-Ah, si vais al Museo Metropolitan subid a la terraza...

Mazzucchelli


Los premios Eisner, ÁLVARO PONS 25/07/2010

Aunque en los últimos años la San Diego Comic-Con trascienda en los medios más por las noticias y exclusivas del mundo del cine o de la televisión, la famosa convención americana sigue siendo la gran celebración de la industria del cómic estadounidense, que culmina con la entrega de los premios Eisner, los galardones otorgados por votación de creadores, editores, libreros y distribuidores a lo mejor de la producción de cómics del año anterior.
Comparados habitualmente con los Oscar cinematográficos por su trascendencia, los Eisner reconocen más de una treintena de categorías que recorren todo el proceso de producción de un cómic-book, desde los aspectos creativos (dibujo, guión, rotulación, color...) a las editoriales, en una exhaustiva lista que este año ha tenido como principal protagonista al autor David Mazzucchelli y su Asterios Polyp, una atrevida obra que ha obtenido los premios al mejor Álbum Gráfico -curiosa denominación que evita la más aceptada de "novela gráfica"-, mejor Autor Completo y mejor Rotulación.
Tras un largo periodo sin apenas publicar historietas, el dibujante de obras tan trascendentales como Born Again, Batman: Año Uno -ambas con guión de Frank Miller- o la adaptación de Ciudad de Cristal de Paul Auster, vuelve a primera línea con su primera novela gráfica en solitario, experimentando con todo tipo de recursos formales para desarrollar un ejercicio de reflexión sobre la vida, el amor, la creación, el arte y sus circunstancias tan sorprendente como ambicioso. Será publicada en España en noviembre por la editorial Sins Entido.


martes, 20 de julio de 2010

La trilogía de Austin Powers

No se me escapa que es una mierda con asas, pero también lo son las precuelas de las galaxias y mira. De hecho, incluso mejores si me apurais, ya que el Doctor Maligno es mucho mejor creación de villano que Darth Vader. Enganchan sus escenas de mesa de discusión maligna harto más que los melindres de Anakin por hacerse malo. Y lo sorprendente es que lo interpreta el propio Mike Myers, en un alarde de versatilidad que sólo alcanza su cenit con el doblaje de Florentino Fernández. Flo, aprende idiomas sin cambiar el falsete y seremos tuyos, si me pones hasta internacionalmente como la Macarena aah.



Por misericordia o por cojones

A los pedigüeños que te asaltan por la calle, ya que no vienen a importunar a casa, siempre hay que darles chatarrilla o calderilla generosamente. No cuesta nada, se ganan la vida con ello, y así es el negocio de la toma y daca social. Hay que tener presente que un skin les miraría de arriba abajo como quien ya está viendo el cadáver, y no queremos tener nada en común con esos futboleros, muy españoles de pura raza todos. Por estos pagos hay muchos, pero destaca especialmente una chica delgaducha a la que no le gusta perder el tiempo: te pide como un rayo en caída libre y como un rayo retráctil se va con lo puesto. Fijo que con poco más de lo que la damos, algún guarro de mierda se la beneficiaba antisanitariamente. Pero lo más importante es estas faenas cotidianas es distinguir entre el ruego y la amenaza. Lo primero vale, la combinación de los dos pase, pero lo segundo es inaceptable. Atrácame con riesgo de cárcel o me haré el longuis tranquilamente. Una vez me dijeron aquello de "tío, te lo digo por las buenas porque no me gusta hacerlo por las malas...", y le tome la palabra. Haber venido por las malas porque así ya no me sacas nada. No obstante, la pinta influye mucho, me refiero a la del demandado. A mí me pordiosean pocas veces, y desde luego nadie me llama "señor". De niños, en Moratalaz, vivíamos en el temor por los atracos como los de antes, la bolsa o la vida. Hoy la bolsa va en la tarjeta de crédito, y, si no, en la del Covirán, que es gratis.  La Ley y el Orden están de nuestro lado, amigos, no seamos mezquinos.

Pequeñas y grandes miserias de los grandes y pequeños filósofos: la vejiga de Rousseau

Por lo visto padecía cierto tipo singular de incontinencia urinaria que le hacía orinarse encima involuntariamente o bien sufrir cada gota que miccionaba en su debido lugar. Toda una vida, incluso una no pequeña parte de la historia, pueden cambiar por algo tan insignificante como eso, fijaos, estudiantes de la pequeñez humana. Cuando estrenó su opera italianizante El adivino de la aldea, pese a ir ataviado como un  zarrapastroso cosechó un éxito tal que rayó el astro rey. En efecto, el propio Luís XIV le llamó en audiencia áulica seguramente para concederle una pensión vitalicia, como poco, él, majestad sin parangón a la cual ni siquiera gustaba demasiado la música. Pero no, Juan Jacobo no iba a presentarse ante el monarca con los calzones oscureciéndose sospechosamente, menudo papelón. La noche antes el mismo Diderot luchó por convencerle de lo magnifico de la oportunidad, pero no sólo no hubo manera, sino que terminaron peleados. En fin, dos conclusiones elementales. Primera: la revolución es una meada incontrolable largo tiempo esperada, bebida y reventona. Segunda: la lluvia dorada, como el catalán, mejor en la intimidad, incluso entre la intelectualidad libertina.

Michel Onfray

Definitivamente, así no se escribe filosofía. Una mezcla especiosa de panfleto, aforismo y prosopografía, todo dirigido desde su capricho personal y encaminado hacia la mala leche. Me refiero sobre todo a los tomos de historia de la tradición epicúrea y libertina, que él describe sin ningún rigor académico desde la elección maniquea de una de las dos partes de una polémica que pocas veces existió (de hecho, como tal polémica Onfray sólo escoge sus momentos de violencia unilateral). Es como si hubiese visto Ágora y decidiese emprender su cruzada personal contra el fundamentalismo desde otro flanco -total, tampoco Amenabar sabe bien qué se juega en su película... Pero el error, el gran error, es que para ello emplea una retórica también fundamentalista, como le ocurría a Foucault según Baudrillard (algo así como que emplea el lenguaje de lo que denuncia, dicho brevemente). De manera que uno sale de la lectura sin haber aprendido gran cosa, con los juicios de valor ya hechos, y en vez de gozoso del gozo, cabreado de su inmemorial ninguneo. Eso, claro, si se deja convencer. Si no, mejor recordar a Clemenceau cuando decía aquello famoso de "ponga vd. los sustantivos que de los adjetivos ya me encargo yo". En resumen, literatura secundaria de divulgación, no la recuperación de una tradición silenciada.

domingo, 18 de julio de 2010

viernes, 16 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

Dos canciones inigualables sobre la muerte

La primera, Antonio de Los Enemigos, se encuentra en las listas de reproducción de Spotify, acabo de comprobarlo. Y la segunda, de Lou Reed, también, buscando en el LP Magic and Loss: Cremation. Tremendas, sin aspavientos ni grandilocuencia, en letra y música -la segunda acompañando dócilmente a la primera, como corresponde.

¿No more Moore? La voz del fuego, PlanetadeAgostini

Tamaña noticia como la de ayer me hizo apresurarme a terminar dicho libro que había dejado colgado hace unos meses. No porque me aburriese -¡nunca!-, sino porque consta de doce relatos aparentemente independientes (aparentemente...) del mago de Northamton, de cuya presentación, para el que la necesite a estas alturas de la cosa, ofrecemos sabrosa relación pero mal puntuada en la página del siguiente dilecto, gracias le sean dadas, bloguero compinche:


http://duendecallejeroelemental.blogspot.com/2009/03/we-want-moore.html


Pues bien, como suponíamos, PREPARA LIBRO, por supuesto, y si se retira de la viñeta no de la imaginación, pero de eso a que sea una novela media un abismo. Este, del año ´96, no lo fue en ningún sentido, el problema -para nosotros,  no para él- es que no sabemos qué es. Aquí hasta nuestro concienzudo bloguero se queda casi sin palabras, abrumado:


http://duendecallejeroelemental.blogspot.com/2007/09/6000-aos-de-soledad.html



¿Qué es, pues? ¿Y qué importa? Algo, en cualquier caso, que deja el llamado "realismo mágico" de los García Marquez en lectura para señoras, y al seguidismo del Neil Gaiman (que también publica libros además de guiones) en fantasía para emos. El primer capítulo, donde oímos pensar a los larguísimos inicios del hombre, es impresionante, y el último, donde, de repente, el autor recoge personalmente el testigo, acojonante. En todos ellos, se ponen a prueba todos los lenguajes, se da voz a todos los foucaultianos hombres infames y, en general, se recurre a cualquier experimentación que haga posible liberar el pasado oscuro e innombrable de la limpieza de la Historia oficial. Hay que leerlo, y luego, releerlo, no digo más. 

miércoles, 14 de julio de 2010

No more Moore


'No más héroes'

El guionista de cómics Alan Moore.
El guionista de cómics Alan Moore.
  • El escritor de 'Watchman' y 'V de vendetta' dice que el género está agotado
Alan Moore, el guionista de historietas britanico creador de series de superhéroes que definieron una era como los de 'Watchman' o el de 'V de vendetta', ha declarado a la prensa inglesa que dejará de escribir historias del género.
"Ya no me atrae este género", ha declarado Moore en una entrevista con la revista londinense 'The stool pigeon'. "He llegado a la conclusión de que la encarnación actual del superhéroe tiene que ver, básicamente, con la renuncia de EE UU a involucrarse en cualquier tipo de conflicto", dijo el autor, que terminó comparando "los bombardeos estadounidenses"con los poderes de "un bebé que procede del planeta Kriptón".
No sólo eso: el autor dice que los héroes del pasado representaban una fuente para el desarrollo de la imaginación y la moral de los niños. En cambio, ahora la lucha entre superpoderes se funda sobre el concepto de enfrentamiento desleal: "Si pudiera convertirme en Hulk, la gente no me intimidaría".
El autor no perdió ocasión para comentar su gran 'best seller' en el género y aseguró que "inicialmente, 'Watchman' ganó muchos lectores por el aspecto poco habitual de sus protagonistas, pero, en realidad, se trataba más bien de una redefinición de los cómics de ese género. Quería escribir una obra sencilla que abriera las puertas a una nueva corriente". Sin embargo, él mismo reconoce que su tebeo "se ha convertido en una suerte de obstáculo psicológico para esta industria cultural".

Día a día

Hay un tiempo de la juventud, de las vacaciones o del aprendizaje en que los días pasan solos, sin notarse, como las vueltas de la noria que nos dan hechas, mientras que nosotros estamos atentos a la mudanza del paisaje. Pero hay otro tiempo, de la madurez, del trabajo o de la melancolía, en que cada día hay que remontarlo, como si para llegar al otro lado del bosque hubiera que trepar a cada árbol y volver a bajarlo. En este segundo uno se pesa a sí mismo, carente de la agilidad de los monos o de Tarzán para volar por los aires en liana. Supongo que los presos y los viejos viven incómodos -que no "instalados"- en este último de un modo cuasi-definitivo, como si no hubiera "otro lado del bosque", y por eso no entendemos sus quejas cuando van más allá de las molestias presentes (a las que, pensamos, ya deberían haberse acostumbrado por repetitivas que sean, qué pesados). Mas no hay que esperar tanto, ni cometer ningún delito, para experimentar una singular mezcla de ambos tiempos que se da en aquel que tiene hijos pequeños, y que añade, al día a día, un fatigoso a la vez que entretenido a su manera noche a noche.

martes, 13 de julio de 2010

¡Doctor, echo de menos la tele!

En efecto, somos de aquellos que "aprovecharon" el apagón analógico para no poner el TDT-patatas-con-puré y así no ver la tele. Fue curarse en salud, porque en realidad sólo la veíamos para cenar y poco después, pero para esos ratitos ha resultado insustituible. No quita de leer después, no quita de conversar acerca de lo visto y no quita de meditar silenciosamente sobre las tragicomedias del mundo o por lo menos del mundillo. Y es que es natural: se trata de una adicción inmemorial, ¿o es que alguien recuerda cuando vio la tele con avidez por primera vez (aunque sea una hez, hez, hez...)? La "parienta" pone la radio, pero no es lo mismo. Se fuma mirando la calle, pero no es lo mismo. Te duchas para combatir el calor, pero no es lo mismo. ¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿Cómo pudo sucederme a mí? ¡Ay!

Horroróscopo y otras supercherías

Decía el Oldie esta mañana en su programa (que, naturalmente, van a quitar) que es al revés, o sea, que a él si es martes y trece y va y pasa por debajo de una escalera que da sombra a un gato negro, pues mejor: sólo queda pisar una mierda para redondear el día. Tiene razón, yo creo, si vamos a retroceder al pensamiento salvaje hagámoslo a la inversa: las excepciones y los días raros son signos de buen augurio, ya está. Lo del trece supongo que proviene de la última cena, por aquello de que el que completaba el número fue el traidor de la pradera. Lo del martes ni la más remota idea. Pero en general tales señales a favor o en contra -que son, o fueron, muchísimas más de las que conservamos hoy- se originaron en un pasado de difícil memoria para el cual tuvieron algún sentido todavía más antiguo, sea el que fuera el cual el proceso de racionalización moderna (que es la manera en que Weber denominaba en el fondo al capitalismo) ha venido a sepultar irremisiblemente. Curiosamente, sin embargo, sobrevive el horóscopo, o no tan curiosamente, puesto que da de comer a los indocumentados del ocultismo y la videncia, esos que viven, como tantos, del miedo ajeno, pero del miedo pequeño y común que todos sentimos aunque en dramatizado. Mezclado con la numerología, el orientalismo y otras zarandajas, el zodiaco da mucho que hablar dentro y fuera de esos burdos negocillos, cuando, en realidad, las constelaciones visibles de la eclíptica son trece, precisamente, y no doce, de manera que vaya usted a saber a cuál pertenecemos realmente cada uno. Qué alguien le ponga nombre a la decimotercera, publique un libro, revolucione las casas celestes, haga un musical y viva del cuento, como los de la cienciología. Lo del "Paul el pulpo" y esas cosas muestra que la mayoría nos lo merecemos.

Crss d lctur rpida

Donde prometen que te zamparás cien páginas en una hora, ideal para oposiciones, etc. Digo yo que los que aprendan técnicas de lectura rápida que les editen libros especiales para ellos, del estilo:

s
   o
     y
        t
          o
             n
               t
                 o
                    l
                      a
                        b
                           a

viernes, 9 de julio de 2010

Sucedáneos de la verdad, F. J. Laporta, El País

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Sucedaneos/verdad/elpepuopi/20100709elpepiopi_4/Tes

El Mekong, enviado por Ramón G.

Ahora mismo me encontrais sentado frente a una especie de paseo marítimo en la orilla del rio. Y vaya pedazo de monstruo marrón serpenteante que tengo enfrente. De hecho, no es el Mekong, sino su confluencia con el Tonle Sap y otro cuyo nombre no recuerdo. Hemos llegado ayer al mediodia desde Bangkok, en un vuelo que duro poco más de una hora... las vistas desde este de los arrozales, la selva y la inundación genérica de la zona han sido impresionantes... no menos que la vista desde el propio nivel del río.
Pero bueno, todo esto no es demasiado importante. Lo que si lo es mas, es lo que he hecho estos últimos dias y sobre todo que es lo que he aprendido de estas gentes pequenias y de ojos rasgados que tengo enfrente.
En contra de lo que parece razonable, empezaré por el final. Por Camboya. En el día que he estado en este diminuto pais, por el que todos se han estado dando de hostias en los últimos 100 años -por no contar sobre los anteriores, aparte de disfrutar de la gastronomia local y ver el palacio del rey (viva el lujo asiático)- hemos estado en uno de los sitios más recomendables de visitar del mundo para poder tener una visión clara de la clase de miseria que es el ser humano y de hasta donde podemos llegar. Los lugares no son otros que los "killing fields" y el S21.
Actualmente esos dos lugares son memoriales sobre algo que ocurrió hace no mucho tiempo en este lugarcillo del mundo que es Camboya... un colega llamado Pol Pot se "cepillo" de una tacadita y en poco menos de tres años a unos 2 o 3 millones de personas, vamos, un cuarto de la población de su país. Y es que se les fue la pinza. Es difícil imaginarse -salvo entrando en las celdas de exterminio o en las de tortura del S21- que pudo pasar en esos tres añitos en una tierra cuarteada en población, pero diezmada en cuestiones culturales, religiosas o sociales. Vamos que los colegas sigan de pie y hasta te sonrían de vez en cuando, ya es llamativo. Se mataba a todo lo que se movia. De tu propio pueblo.
 De todos modos, lo que es acojonante es que este paisin de dominación francesa desde el 19, deja de tenerla para pasar a ser integrado en la guerra de Vietnam, y por tanto bombardeado cojonudamente: solo cayeron por aqui medio millon de bombas mas o menos, mientras que el regimen de Pol Pot seguía siendo "consentido" por USA y apoyado por la URSS... hasta que acaba este último conflicto y nuestro amiguete decide atacar a Vietnam -también, por ser demasiado moderado en sus planteamientos, masacrando todo lo que se meneaba en los territorios conquistados inicialmente y eliminando a todos los Vietnamitas, vietanamita-speakers, colegas y familiares de vietnamitas existentes en esas zonas y el resto de Camboya... primero me cepillo a mi pueblo, luego hago lo mismo con el de al lado y finalmente... vuelven estos últimos y mandan a tomar "polculo" al "khmer rouge", que sigue en forma de guerrilla hasta hace bien poco en el norte del país. Increíble. Solo que resulta aún más increíble que el torturado siga conviviendo con el torturador, con el asesino hasta la fecha de hoy, incluyendose en toda esta verguenza el hecho de que ahora mismo, gran parte de los gobernadores, haya formado parte en su momento de los "revolucionarios".
El resultado de todo esto, salta a la vista especialmente cuando vienes de Tailandia: un país desmembrado, sin intelectuales, ruralizado a la fuerza (se vaciaron literalmente las ciudades del pais para mantener exclusivamente un sistema pseudo feudal en el que la producción agraria resultaba ser lo único importante) durante esos tres años de desgracia que intenta encontrar un camino del tipo que sea para salir adelante, haciendo la vista gorda del pasado e intentando que el futuro sea mejor de lo que ya han visto en el pasado, pero sin contar mucho con ello.
El palacio del rey, bien. Muy bonito.

De todos modos y de momento, todo lo que estoy viendo por aquí me esta dejando acojonado. Camboya no es Tailandia, ni Tailandia es Camboya... Curiosamente Tailandia, por una serie de avatares históricos y por su actual rey -que parece ser algo más que un títere al estilo de los reyes europeos-, ha mantenido desde hace 60 años una situación de privilegiada neutralidad, sin entrar en conflicto con nadie de los que tenía cerca, aun cuando las condiciones no parecieran permitirlo...
Y es que en los días que he pasado hasta el momento el momento en Bangkok, también he podido alucinar despierto y redescubrir mis ideas, eliminar mis prejuicios sobre esa zona del mundo que es el oriente "mas" lejano y disfrutar de sus gentes y costumbres.
La verdad es que -y casi como siempre- la cosa fue bastante intensa y no es que haya parado demasiado tiempo quieto. La zona donde he estado alojado (y ahí volveré una vez regresemos a Bangkok) era la Kaosan Road, lugar emblemático entre los mochileros de todo el mundo y centro de toda la movida del viaje "alternativo" del sureste asiático. Mucho tendría que decir sobre este tipo de turismo, pero por ahora callaré. Antes no todo el mundo viajaba con mochila, pero ahora sí, y nos podemos encontrar a cada especimen de los que dan miedo...
En cualquier caso: es una ciudad a visitar. Ya sea perdido por sus callejas o en el centro neurálgico-financiero de la zona -con sus rascacielos incluidos- la sensacion de tranquilidad y de seguridad es total. Esto es un país seguro, donde no hay droga (y a ver quien tiene pelotas a tomarla, aparte del consabido alcohol) y donde no se roba casi por sistema. Las medidas para conseguir esto son un tanto "rígidas" pero el resultado obtenido en este mega-representante de las economías "tigre" no tiene parangón. Pero es que además se vive mejor que en gran parte de Asia. Las condiciones laborales no son comparables con las que tenemos en europa, pero seguramente bastante mas dignas que en gran parte de Asia.

 

jueves, 8 de julio de 2010

Monsergas filosóficas postmodernas: pequeño mordisco a el llamado "feminismo de la diferencia"

No entiendo este conce-to, al menos en lo que transparece en lo que he leído y oído por ahí. Si lo que se afirma es la diferencia entre el hombre y la mujer, sin perjuicio de la incuestionable equivalencia de derechos jurídicos para ambos, pues esta diferencia no tiene nada de postmoderna. También Platón, y con él toda la metafísica posterior, acepta la diferencia entendida como el afuera de la identidad. A es A y diferente de B: el no-ser relativo del Sofista. Que ciertas mujeres quieren conservar rasgos de identidad del pasado y no convertirse totalmente en hombres, me parece perfecto, menos mal. Pero esta es una cuestión puramente subjetiva que no afecta al estatuto objetivo de la cuestión de la que se trata. Ellas definen una identidad mixta del presente y el pasado (“tengo un cerebro para los negocios y cuerpo para el pecado”, dice, en otro sentido más machista, Melanie Griffith en Working Girl), pero es una identidad al fin y al cabo, que se diferencia neta y, sobre todo, exteriormente, de la del hombre. Si se diferenciase interiormente de sí misma, y entonces fuera asunto libre ser en esto dulce putita, y en aquello duro ejecutivo, y cambiar los papeles cuando a una/o le de la gana o le convenga, entonces sí que estamos en la postmodernidad. En fin, el feminismo de la diferencia me trae a la memoria aquel spot (no sé de qué marca) en que una mujer recoge en su coche a un tipo disfrazado de Elvis que se ha quedado tirado por una avería en la cuneta. Él se muestra tímido porque le gustaría poner su muñequito del Rey agitando la pelvis en el salpicadero, y ella, viéndolo, se muestra condescendiente con la tontuna fálica del varón colocándolo en su lugar para que el bobito vuelva a disfrutar. Nos tratan con esa superioridad de perdonarnos la vida, a diferencia de las meramente emancipadas, y además se permiten ser cálidas, sentimentales, cocinillas y costureras si les apetece: eso es lo que quiero decir. Me parece que no es más que el feminismo de la emancipación matizado y enriquecido, más civilizado quizá en el sentido de apropiarse de mejores modales, pero la nueva filosofía, hasta donde sé, no la veo por ninguna parte. Margue Simpson, puesto que no se queja, no es una pobre explotada: resulta que es una de estas diferentes. Acabáramos...

sábado, 3 de julio de 2010

Prueba de que nos adelantamos a los piriodicos

Ya visto aquí, en absoluta primicia, hace seis o siente entradas: http://www.elpais.com/articulo/opinion/vacaciones/paro/elpepuopi/20100703elpepiopi_8/Tes

Pequeñas y grandes miserias de los grandes y pequeños filósofos: el sufrido hijo de Hegel

Así mismo, en "Apuntes y comentarios..." con el nombre hijohegel0607.htm, melodrama familiar tomado de La caverna...

viernes, 2 de julio de 2010

"No" tampoco a la socialización de la culpa

Se dice que la pobreza, el hambre, la guerra, las pestes y hasta el último de los jinetes del apocalipsis que se haya sumado recientemente son males estructurales de las actuales sociedades, y por tanto que todos contribuimos a alimentarlos indirectamente con nuestra actitud despreocupada y egoista. La consideración estructural es un gran hallazgo científico del pensamiento occidental, pero, por otra parte, algo que sabe sin discurso cualquier tipo de la calle (quizá no un hindú de la casta ínfima, si la aculturación es poderosa, pero sí un taxista de Madrid). Es un grave error de manual elemental ignorarla, pero tampoco se puede ser reduccionista. Tal como yo lo veo, el enfoque estructural expresa una fuerte tendencia, pero no una obligación mecánica. Desde luego, la estructura social es un mecanismo, pero aquello sobre lo que opera no. Prueba de ello es los incesantes esfuerzos y desvelos que el mecanismo tiene que realizar para continuar condicionando a sus estructurados. Que la libertad, nouménica o no, existe, lo demuestra no tanto la ley moral, como la eterna insistencia por reprimirla. De manera que el planteamiento estructural no debe hacernos olvidar que el hijo de puta que fabrica los balones en China con mano de obra infantil es un canalla con todas las letras, por mucho que el sistema capitalista mismo le impela poderosamente a ello. Todo un mundo de relaciones conspiraba para que se aprovechase, de acuerdo, pero hubo un instante en que tomo la decisión, y pudo -¡debió!- decir que no (y simpatizo con García Calvo cuando escribe que nadie es lo suficientemente tarado, obtuso, lerdo, o está lo suficientemente engañado como para no saber decir, como mínimo, "no"). Pensar, por tanto, que la gente  corriente tenemos alguna parte de responsabilidad en las atrocidades del fabricante de balones, como una suerte de emanación plotiniana de la culpa universal, me parece una interesante variante del síndrome de Estocolmo ideológico. Sobre todo porque, en el siguiente grado de la emanación, nuestros hijos también tendrían responsabilidad por jugar con él, y eso ya roza el delirio. No -otra vez "no"-: hay muchos hijos de puta repelentes respaldados por el sistema, pero ni este ni aquel ni sus hijos estamos entre ellos. Y no porque no podamos, sino porque no queremos. Ser un malnacido redomado requiere toda una paideia sutil e ininterrumpida que no hemos recibido, aunque nos apropiemos de las migajas de bienestar que el sistema deja caer. ¿Que íbamos a hacer, quitarle el balón a nuestros hijos y luego irnos a vivir a una cueva, como en la contracultura? Y una mierda. Mejor quedarnos y, si es el caso, denunciar tanto a la estructura como al individuo, que caigan ambos. Pero lo que es a mi, ningún análisis objetivo del funcionamiento de la mercancía me convencerá de que soy responsable en la misma o parecida medida que el dueño de la fábrica. Además, los mierdosos que merecen el cadalso y sin embargo tienen los mandos de cotarro son una insignificante minoría frente a una inmensa muchedumbre de gente decente, o así lo pienso yo. Esa gente trabaja para el sistema, sí, pero la mayoría en el sostenimiento de sus niveles esenciales, que son los que mantienen todavía la continuación de la vida en los entresijos de la estructura. La Sal de la Tierra, los llama la Biblia: no les acusemos de contribuir a esterilizarla (ese, claro, no es el sentido de la metáfora). A ver si vamos a hacerles sentir tan mal que vayan a olvidarse de desengrasar la guillotina cuando las cosas se pongan mucho más feas...

jueves, 1 de julio de 2010