Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Soñar concéntrico soñar, soneto de Mario R.

Soñando que soñaba estar soñando,
soñé soñando en sueños que soñaba
un sueño, en que, soñando que soñaba,
soñé soñar soñando estar soñando.

Soñando así soñar, soñé soñando,
en sueños, que soñaba que soñaba
un sueño en que, al soñar, soñar soñaba,
soñando así soñar estar soñando.

Soñando que soñaba estar soñando,
soñaba que, soñando que soñaba,
soñé soñar soñando que soñaba,

soñando que soñaba estar soñando.
Soñando así soñando estar soñando,
soñaba que soñaba que soñaba…

miércoles, 28 de diciembre de 2011

¡Deceso de un patriota!

Juan-Alfonso Sánchez de Goebbles: Secretario General del Movimiento, responsable de propaganda e ideólogo del régimen. Políglota figurado en un país de analfabetos, cretino (sin suerte), racista y xenófobo, mentiroso compulsivo, castizo y chulapón, Cofrade Mayor de la Hermandad de la Santísima Virgen de la Paloma, aficionado al fútbol arrabalero, anglófilo. Piel blanca, ojos azules, mirada altiva... Leve cojera en la pierna izquierda. Se suicidó a la edad de 51 años con su inseparable Luger 9mm. Encontraron su cuerpo sin vida en su residencia de verano de Miraflores de la Sierra. Según cuentan diarios extranjeros de clara tendencia comunista, llevaba liguero y bragas de satén anaranjadas el día de su muerte. Desde entonces su mujer (Patricia Torresbalba) viuda y su hija (Greta "con garbo", será el de la madre) celebran el aniversario de su muerte con zumo de naranja, anisete y sobre todo, alivio, mucho alivio.

martes, 27 de diciembre de 2011

lunes, 26 de diciembre de 2011

Pereza, soneto de Mario R.

De todas las pasiones que envilecen,
la más desconocida es la pereza,
su frío fuego engaña la cabeza
y ocultos sus estragos permanecen.


Estudio minucioso se merecen
los signos de su inmensa fortaleza,
por ella la ambición de la grandeza
y el más resuelto empeño desvanecen.


Es rémora que arrastra sordamente,
presente en mil ausencias ya en la escuela;
hechizo que adormece lentamente


dejando la estulticia por secuela;
maligna santidad que, beatamente,
de todo lo que pierdes te consuela.


(A la memoria de F. de La Rochefoucauld)

sábado, 24 de diciembre de 2011

viernes, 23 de diciembre de 2011

Desventuras de un padre múltiple, II

Con las tensiones y trabajos de la mudanza/crianza simultánea me ha salido un herpes en el homóplato derecho, que es mi parte más gay.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Existencia(lismo) y materia(lismo)

Acerca del existencialismo tengo desde hace años un duro prejuicio que no me he encargado de remover. En cualquier caso, no creo que nada griego tenga que ver con eso, dado que es una corriente netamente espiritualista, una suerte de herejía cristiana donde Dios figura como el padre borracho y maltratador del cual el existencialista prefiere renegar. Resulta así una suerte de huérfano voluntario que ya no busca una identidad, como el reverso de un niño de Dickens, haciendo de su desarraigo una aristocracia. Y la relación con el materialismo es aún más polémica: Sartre es el gurú que más ha hecho por aniquilar el animismo sagrado de los objetos, de modo que para él todo lo que no sea drama interior está muerto, es tonto y opaco a toda esencia específica. Desde este punto de vista, nadie tan manifiestamente materialista. Pero es que el materialismo nunca ha sido eso tan terrorífico -las cosas como sepulcro-, sino, como digo, o bien hilozoismo en Grecia (todo tiene vida), o bien posibilidad latente de un uso humano en la modernidad. Prueba de lo segundo la ofrece la contestación de un marxista a el famoso opúsculo-conferencia El existencialismo es un humanismo. Le da sopas con honda. Prueba de lo primero es que ni siquiera para el más radical atomista griego hay una desconexión entre piedrecitas inertes y el fenómeno generalizado de la vida. La última se explica por las primeras, a las que hay que imaginar pulsantes, vibrantes, cualitativas, cohesionadas, entrejidas como un mosaico multicolor, y no al modo del atomismo newtoniano -quizá por eso no formularon el principio de inercia, o sea, de lo inerte. Lo visible móvil se urde en lo invisible eternamente inquieto, eso es todo. Pero no es poco: aquí la biología no es enemiga de la física, y, si me explico bien, para un Epicuro no hay ningún misterio en el hecho de que haya vida en un universo muerto, como ocurre en la ciencia actual.

lunes, 19 de diciembre de 2011

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuarintiuno

No entiendo porque cuando se cumplen años se tiene costumbre de soplar la velita del que empieza. Se supone que el acto consiste en la hombría -valida para todo sexo- de apagar el que se acaba, dándolo resueltamente por pasado. Eso hare, para variar. Busco "acmé" en google y sólo aparece la mirífica empresa que surte al Coyote y poco más. Pues nada, a estudiar, chicos, como y por qué los viejos y sabios griegos antiguos pensaban que el esplendor, vigor, potencia, exuberancia, lucidez, sagacidad, penetración, vitalidad, etc., individuales y personales son muy posteriores a los veinticinco, a ver si os lo creéis...

(Ya digo: antes de los cuarenta no hay vida inteligente, pero después ya es tarde; salvo para este, claro, que es es inmortal porque nunca ha estado vivo)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Persistencia de "El Gran Inquisidor"

De sobra conocida es la fábula de Iván Karamázov narrada por Dostoievski: si Jesucristo en persona volviera a la Tierra, la autoridad religiosa se encargaría de echarle. Hoy tengo la misma sensación respecto a los mini-jobs esos que nos venden ahora. Si se descubriese al fin una forma de energía inagotable, limpia y barata como lo es la fisión que actualmente se investiga, todos pensamos que alguien se encargaría de suprimirla y silenciarla. Pero es peor: se hallaría la manera de que estuviesemos aún más ocupados en algo ajeno y estúpido ¿Es la historia irracional o sólo sus ocultos autores? Cuando se inició el maquinismo, que iba a acabar con la miseria en el mundo, los luditas se vieron forzados a destrozar los engendros mecánicos para recuperar su trabajo. Su avance es siempre nuestro retroceso. Hablar, por ejemplo, del "derecho al trabajo" es un sarcasmo inhumano tal que debiera abrirse el suelo para tragarse al que lo menciona, conduciéndole en picado al Reino del Inframundo del que de facto lo niega. Ya sólo nos educan para currar o hacer el mongolo, y van y nos reducen la primera posibilidad en beneficio de la segunda. Desea trabajar, puesto que no puedes. No mires con compasión al Tercer Mundo, vaya a ser que pases a formar parte mañana. Vive como un fraile mendicante, rézale a la puta tele. En verdad, en verdad te digo que me cago en todos sus vivos...

Pequeñas y grandes miserias de los grandes y pequeños filósofos: Don José Ortega y Gasset

La luminaria ibérica, ya mayor, decide acudir a unas conferencias en Darmstadt, Alemania, organizadas por unos arquitectos de allí en el año ´51. ¿Qué se le ha perdido a estas alturas de su vida por esas tierras? Bueno, él se supone que supo y sabe el idioma teutónico, y además su admirado Heidegger va a hablar allí la mañana de una día del cual a él le asignan precisamente la tarde. No sólo admira a Heidegger, hecho que declara abiertamente en su turno de palabra: lo cierto es que ha dedicado las últimas décadas de su docencia pública a apropiarse como suyo Ser y tiempo traduciéndolo al castizo modernista de sus escritos y alocuciones, pero sin apenas mencionarle. Esta es la ocasión, tal vez, de hacerle alguna aguda y brillante apostilla, siempre entre colegas y con mediterráneo salero. Se trata de un encuentro en la cumbre, donde el alemán ya estaba instalado hace tiempo y el español espera ser bien recibido, quizá como un igual. Sin embargo, lo que escucha esa mañana (él dice que llegó tarde, y que al colocarse a la espalda del bávaro le oía mál y tal) le desconcierta, y comienza a sentirse un invitado de compromiso (él dice que no le advirtieron de que el congreso versaba sobre arquitectura, de lo que extrae un juicio histórico sobre la Alemania de postguerra). Total, que cuando le toca hablar, Ortega lee una página, se detiene para disculparse por no haberlo podido preparar más, continua con lo que confiesa una improvisación pero que no es más que lo que Arnold Gelhen -rector de Friburgo en sustitución de Heidegger- escribía sobre antropología en periodo nazi, y finalmente se resarce días después anotando su impresión sobre todo el evento para la posteridad. ¡Ay, España, si es que ni tus "minorías selectas"!       

lunes, 12 de diciembre de 2011

Nihil (una clase elemental)

La rosa es rosa sin porqué, Angelus Silesius.

-Nihilismo activo: Tanto el color de la rosa como su propia presencia en el mundo podrían no ser o ser de otra manera; son, pues, contingentes -no hay fundamento para hablar de su necesidad lógica o metafísica, lo cual es o otra manera de decir que se bastan a sí mismos para estar. Cabe sentirse agradecido -tras reflexionar- de haberla encontrado tal cual es (Heidegger), o incluso cultivar otras variedades distintas a gusto de cada cual (Nietzsche).   

-Nihilismo reactivo: Tanto el color de la rosa como su propia presencia en el mundo son transitorias, ilusorias. absurdas y vanas, pues la nada -más real que la rosa misma- horada, vacía substantivamente su necesidad logica o metafísica -por consiguiente fuimos engañados maliciosamente por alguien o por todo, y no queda otra que desesperar (Schopenhauer) o vengarse (Cioran) -el resentimiento....

viernes, 9 de diciembre de 2011

lunes, 5 de diciembre de 2011

Behaiviorismo

La filosofía, la ética, la generalidad de las ciencias, las frases hechas, las agencias matrimoniales o de ayuda al consumidor, el “teléfono de la esperanza”, el consejo de un ser querido, las recetas caseras o profesionales de salud y superación de uno mismo (Jean Paul Sartre desecharía el refranero), etc... En fin, todo lo que podamos encontrar en nuestra vida corriente como englobado bajo un concepto más o menos especializado o popular de sabiduría se ha ganado justa o injustamente entre la gente una sólida reputación de valedor y auspice de las más sublimes virtudes del ser humano, hasta el punto de que incluso la ideología del más falaz, retorcido y parasitario de los programas políticos que queramos imaginar se ve en la necesidad de garantizar el mensaje esperanzador de una práctica de libertad y grandeza personales de la que se beneficiarían sus incautos seguidores. Así, no es extraño que durante un largo tiempo hayamos tenido del conocimiento humano en general, y de la sabiduría práctica en particular, una imagen bondadosa y maternal casi-casi escolar que, no obstante, desde hace unos siglos a esta parte y aunque de un modo, por así decirlo, clandestino, ha perdido en muchos casos su razón de ser. (Valga como muestra de ello la enorme repercusión en el pasado siglo sobre todos los ámbitos de la cultura del ejemplo de un Schopenhauer que rompiera en su día todos los moldes, o, inmediatamente después, de un Nietzsche que finalizará un libro suyo con las palabras “¡vosotros mis viejos y amados –pensamientos perversos!”).

¿No sería inaudito, por ejemplo, para cualquiera desde el lejano Renacimiento hasta hoy, pensar e incluso creer que, en aras de una utopía del bienestar pleno del hombre, pudieran ser abolidos los valores civilizatorios básicos que representan el reconocimiento de la libertad y la dignidad humanas? Sabemos por experiencia histórica que en el orden social no han sido inhabituales de facto -cuando no en la doctrina misma- tales conculcaciones de los derechos elementales de los pueblos y de las personas, pero lo que no es ya tan conocido es que también el pensamiento haya ensayado estas vías “anti-humanistas” en nombre de una sacrosanta ingeniería política y de la curación de almas (en síntesis: “ingeniería de almas”, como solía llamarlo Stalin). Se trataría, en primer lugar -y por seguir nuestra nomenclatura-, de un concepto paternal o paternalista del saber, y, en segundo lugar, tendría sus apoyos en algún tipo de ciencia privilegiada, ya que la disposición natural de los hombres se inclina a dar crédito espontáneamente al sentimiento de su propia dignidad y capacidad de libertad innatas, sea lo que fuere lo que entiendan ulteriormente por éstas. Pues bien, desde el funcionalismo sociológico hasta la idea tecnocrática del poder, pasando por ciertas metafísicas de origen íntegramente filosófico, muchos han sido los idearios que han propugnado el servo arbitrio en lugar del libero arbitrio (dicho en los términos de la polémica entre Lutero y Erasmo de Rotterdam), y, por consiguiente, el designio de un diseño preciso de las acciones humanas con prioridad al deseo de y confianza en su libre desenvolvimiento. Y, en este contexto, tal vez la más célebre de estas “exóticas” -también por extrañamente sinceras- concepciones sea la psicología conductista del norteamericano B. F. Skinner, el cual, imbuido en el estudio del eminente psicólogo decimonónico Watson, y fascinado por los resultados de laboratorio del aún más célebre fisiólogo Paulov, realizó a lo largo de su vida un trabajo empírico impresionante que luego divulgó en la alegre pesadilla novelada (una “bella pesadilla” son los cuentos de Poe, y entre las cacotopías -utopías negras, como el “1984” de Orwell- tampoco podemos enmarcarla; digamos que es un caso límite entre las utopías y las cacotopías) de la comunidad ideal “Walden dos”.

La antropología de Skinner consiste fundamentalmente en no valorar en muy alto grado la fecundidad de variedades de la coloración psíquica humana si ello conlleva preservar los factores de perturbación y conflicto que tal demasía comporta, todo en nombre de la igualdad y armonía entre los hombres. Por eso su psicología es una rara -rareza hoy ya frecuente- ciencia que no aspira a conocer nada de la naturaleza real del objeto de sus desvelos, y cuyo único método de acceso a la mente humana o animal es el control (controlar es saber: dime qué controla tu conducta y te diré quién eres). De esta manera, en la reflexión a que incita la consideración de la psicología skinneriana se juegan muchas cosas: algunas sobre la psicología misma, otras sobre lo que estamos dispuestos a sacrificar por un sueño futurista de paz total (en el que, por cierto, está envuelto el viejo anhelo del Rey Filósofo, ahora en forma de “comité de expertos”), y, finalmente, qué es lo que vamos a pensar acerca de nosotros mismos. Porque, en mi opinión, en estos ensueños de perfección dirigida se confunde a la bestia humana con los insectos organizados, los cuales sí que son capaces, según parece, de vivir en colonias cooperativas intachables, pero en las que toda iniciativa, toda experimentación, todo descubrimiento y toda verdadera lucha están por naturaleza vedadas. O sea: la utopía no es propiamente utópica, se da en mundos bajo nuestros pies, otra cosa es que paguemos el precio o que nos sea lícito siquiera pretender pagarlo como Skinner y muchos otros paternalistas parecen tan decididos a hacer por nosotros apelando a la Razón.

sábado, 3 de diciembre de 2011

viernes, 2 de diciembre de 2011

Tópico de cáncer

Hasta que cien José Carreras convenzan a mil banqueros de la notoriedad conseguible caso de invertir dinero en investigación, la puta enfermedad del milennium -las más oculta, las más anómala, la más nanotecnológica- constituirá el mejor ejemplo empírico del ereignis heideggeriano en plan chungo. O sea: sucede, acontece, se da en tu amotinado cuerpo, y el especialista así te lo anuncia, filosóficamente: te tocó, macho, se siente. Que lo mismo son los antecedentes genéticos, que lo mismo el tabaco, que la contaminación, la alimentación, quién coño sabe...; lo cierto es que ocurrió, ocurre: libras una guerra civil, apechuga que no hay otra. El tumor es tumor ohne warum. Con estas, los parientes y amigos se te marchitan, otros se van, y tú mismo terminas consultando la cuenta atrás no desde la ancianidad, sino desde el puro y puñetero azar. ¿Quienes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, será de páncreas o de pulmón? El nuevo existencialismo se escribe con radiación en la unidad de cuidados intensivos, y sus autores no precisan de una formación específica -aunque sí de un buen agente literario si salen de esa. Curas posibles se han ingeniado, pero tal y como están las cosas las disfrutarán nuestros nietos, si las disfrutan. En fin, que tócate los cojones con este gran regulador demográfico de las sociedades anteriormente ricas... (pero mucho cuidado si notas bulto: no te has tragado una canica).

Las sandalias del pescador ni hostias

http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-2-noticias/2-noticias-11-11-11/1247384