lunes, 7 de marzo de 2011
¡Vive en una piña debajo del mar!
El surrealismo siempre fue cosa de niños. Ahora es para niños, en esa estupenda serie de la esponja/mecano (Bob, como el gran Pato de Pocoyó, es metamorfo) de la que he visto demasiado pocos -no es contradicción- episodios. Un crío con corbata cuya mayor pasión es un amigo medio tonto y que acude entusiasmado al trabajo todos los días: todo lo restante es también genial. Pero lo mejor es que ha vencido con mucho a los horribles mangas para público infantil en los que lo que mola es convertirse en monstruo cachas con armadura sin más personalidad que echar rayos por los ojos. No los ha barrido, desgraciadamente, sólo ha sacado los colores a sus cutres creadores. Mis alumnas, ya mayorcitas, decían y escribían en sus agendas que "Bob Esponja es Dios"; lo sentimos por Eric Clapton...
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...yo casi lo siento más por Dios. casi.
ResponderEliminaridéntico
Anda leches... si yo creía que Dios era yo.
ResponderEliminarMientras no lo sea Gadafi...
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