miércoles, 13 de julio de 2011
El otro secreto del fútbol
Desde tiempos inmemoriales cada uno es de su equipo de corazón y siente los colores hasta la médula porque ya su padre defendía la camiseta sin más razón que haber nacido en determinado (siempre infeliz..) terruño o tener ojeriza a los qué-se-habrán-creído del pueblo de al lado. El fum-bo es una continuación de la política por otros medios, contribuyendo a reforzarla. Hay bipartidismo por lo mismo, puesto que yo soy de esos de toda la vida, y los demás otra clase de gente, ya está. Así tenemos un clásico cada cuatro años, que sabe a poco, cierto, pero mientras se bromea con el compañero de oficina y las declaraciones ante micrófono se suceden acerca del estado de la liga política. El sedicente pluralismo se reduce a eso: es bueno que haya muchos partidos para que yo me afirme en el mío manque pierda. Idéntico espíritu de facción grita en las gradas y vota en las urnas. En uno y otro caso el publicista apenas tiene nada que hacer y todavía menos el que analiza la situación sin pasiones. Quizá los fichajes puedan alterar la balanza ligeramente hacia una parte u otra, pero eso tendrán que demostrarlo en el terreno de juego unos poquísimos años de su vida profesional. Total, el resultado de cada temporada es únicamente simbólico para la mayoría, y sólo cambia realmente el reparto de ganancias entre los directivos...
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