28-5-2011 |
Hablar de Emilio es recordar esto:
Que amó sobre todo la libertad en una época de servilismo generalizado. Le honramos porque supo ser interiormente libre, el mejor maestro de esta nueva y sin embargo eterna ciencia de seguir siendo uno mismo frente a todos y a todo. Como pocas personas ha luchado con más honradez y encono por mantener puro e imperturbable su yo más íntimo y lo ha hecho sin la más pequeña sombra de tragedia o heroísmo y sólo porque aquel que se mantiene libre frente a todo y a todos conserva y aumenta la libertad en la tierra.
Nunca causó extrañeza o sorpresa a nadie porque no se daba importancia en la vida. Siempre un pequeño auditorio: sus alumnos, su familia, sus amigos, sin aplausos. Cumplía con sus obligaciones sin llamar la atención; para el mundo adoptaba el mimetismo de la discreción, para así poder desplegar la observación, su juego de colores favorito.
Siempre estaba dispuesto a prestarse, nunca a darse. Dejaba a los otros hablar, encolerizarse, predicar y fanfarronear. Dejaba que el mundo siguiera sus caminos insensatos y enmarañados y sólo se preocupaba de una cosa: ser juicioso él mismo, humano en una época de inhumanidad, libre en medio de una locura colectiva. Incluso los más allegados, los que le conocíamos ignorábamos con qué constancia, tenacidad, cordura y ductibilidad trabajaba a la sombra del mundo en la única tarea que él mismo se había impuesto: en vez de vivir una simple vida, vivir la suya propia.
Me acabo de enterar de que ha muerto Emilio. No puedo parar de llorar. Tenía pendiente llamarle, quedar con él... Pero he llegado tarde. Una vez más he llegado tarde a lo importante. Perdóname, Emilio, donde estés. Tú sabes que siempre has estado en mi corazón, aunque hayamos estado años sin vernos, sin tratarnos. Ahora me duele, me duele mucho. Te has ido y no te he podido abrazar. Te invité a mi último concierto y viniste. Te vi entre el público, pero cuando acabó ya no estabas y desde entonces te estoy queriendo llamar. Te has ido y no te he podido dar un beso, no he podido apretarte la mano. Ni siquiera he podido llorar ante tus cenizas. Me odio por ello. Suscribo todo lo que dice tu amigo de ti en este blog. No he conocido a nadie más libre que tú. Adiós, Emilio. Qué pena que hayamos estado tanto tiempo separados. Qué mierda de vida.
ResponderEliminarEva Dénia
No lo escribí yo, sólo lo coloco aquí. Siento la perdida.
ResponderEliminarEl texto es de Lola, "La moderna", y se leyó en el crematorio. Demuestra conocerle y querele mucho.
ResponderEliminarPara todos ha sido un palo terrible haberle perdido tan rápido. Él, en cambio, parece que era el único que estaba preparado para ello. Se lo tomó con la misma tranquilidad, entereza y sabiduría con la que se enfrentaba a todas las cosas. No temió la muerte: dijo, incluso, que hasta sentía cierta curiosidad y sólo le preocupó el dolor de los que dejaba aquí, sin él. Siempre le admiré, sobre todo en la adolescencia y seguramente influyó para que estudiara lo mismo que él. Conocerle ahora tan capaz y tan consciente ante la muerte aún asombra más todavía y reconforta un poco. Asombra pero no sorprende, forma parte de esa forma de ser tan suya que no olvidaremos los que le queremos.
Su sobrina, Rita.
Rita gracias por las cosas que has escrito. Saber que se preocupó por todos los que nos quedábamos aqui llorando su ausencia me hace quererle más si cabe. Un montón de besos a tu madre. Siempre estará en mi corazón. Mali.
ResponderEliminarMali, Rita, necesito hablar con alguien. Nadie me informó de la muerte de Emilio. Escribidme, por favor a evadenia@telefonica.net y dejarme un teléfono para que os pueda llamar. Gracias.
ResponderEliminarEva
Me encantaba Emilio, lejano y cercano a la vez, no se como lo hacía pero a mi no me importaba. Después de mucho años sin verlo, me lo encontré en un pueblo perdido por casualidad y al verme, de lejos, me dijo adiós con un gesto muy suyo. Por supuesto que lo paré y le besé y me reí mucho de su actitud.
ResponderEliminarLas letras de sus canciones, cuando tocaba en la Autoridad Competente, eran buenísimas.
Lo ví en un concierto de Eva hace tres o cuatro meses y esta vez fue él el que se paró y me saludo. Como siempre, me alegré mucho de verlo. Que pena me da que ya no pueda verlo ni de lejos. Un abrazo a su familia. Mª Dolores
Gracias por la foto. Me la descargo.
ResponderEliminarEva
Hola. Soy un docente. Coincidí con él en el que creo que fue el último curso de su vida, el 2009-2010. Fue en un instituto de barracones en Dénia. El poco trato que tuve con él refleja al 100% las palabras que se dijeron ante sus cenizas. Un humanista de los que ya no quedan. Salud.
ResponderEliminarHola, yo fui alumno suyo y en realidad el ultimo año que estuvo dando clases fue el 2010-2011 en el IES Thiar. En mitad de la tercera evaluacion enfermo y se murio poco despues de vacaciones. Solo tenia clase con el los martes a ultima hora. El era un hombre serio y solitario pero a la vez buena persona ya que hable con el en varias ocasiones y me trato muy bien. Ese año le tocaba jubilarse y fue una tragedia cuando recibimos la triste noticia por parte de un amigo suyo. Que injusta es la vida a veces, yo me acuerdo mucho de el. Que en paz descanse.
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