Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

martes, 24 de julio de 2012

¿Donde están los niños?

Entre esas cosas bellas destacan singularmente los niños. Habría que estar loco para no ver que todo cachorro es, dice y hace maravillas, hasta las crias de araña. Sin embargo, esos locos somos nosotros. Padecemos una cultura milenaria de solteros, como apuntaba Santiago Alba. Los cuentos terminan cuando el princeso y la caballera se casan. La crianza nunca nos ha enseñado nada, ha pasado desapercibida, cosa de mujeres y sirvientes. La aventura, el éxito, la conquista, es para los de corazón duro que meten pronto a sus errorcillos en el hospicio. Como curas, pensamos como los putos curas. Rita me decía hace poco, como quién no quiere la cosa, que siendo los niños tan preciosos, no hay poemas sobre ellos, ni cuadros, ni apenas música, ni nada. Por no hablar de un estado que reconozca la necesidad de tener tiempo para los hijos. Eso es "vida privada". Pues bien: que sea cultura "privada" también, la de los idiotas -también en sentido etimológico.

Y pienso... En la antigüedad los niños sólo debían ser las réplicas del padre, lo antes posible. El cristianismo se preocupó únicamente de que se bautizaran. En el renacimiento había, sí, angelotes y madonnas con niño, todo altamente simbólico. La modernidad, si acaso, teorizó la igualdad de la mujer, a la manera de un hombre sin barba. Hoy, la infancia es sobre todo un nicho de consumo que bien estimulado puede llegar a ser voraz. ¿Donde están entonces los niños en nuestro mamotreto occidental? Pues quizá en ese "afuera" que buscaban arrobados los posestructuralistas franceses, todos igualmente solterísimos. Mira por donde: "afuera" del sistema no está el Ser en persona, ni el Lenguaje libre, ni el coño de la Bernarda. Hay entes naturales, molestos a veces, encantadores casi siempre, como los animales y los niños. Y de toda la cultura que poseo, y que como padre tardío no es poca, me vienen a la mente tres míseras referencias: música (Kinderscene); cine (Mater amatissima); literatura (Un milagro en equilibrio). Menuuuuuda mierda.

Telmo paquetón impone su existencia

8 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes y qué poco te lo decimos. Por cierto, ve a cambiarle el pañal a Telmo, que es la caca lo que le pesa.

    ResponderEliminar
  2. no podía haber cultura sobre niños porque de los niños se ocupaban las mujeres y ellas no producían cultura intelectual. Y sigue sin haberla porque, no habiendo nuestra cultura superado los roles de género, cuando nos ponemos a cuidar niños imitamos a aquellas mujeres que fueron esclavas e intelectualmente improductivas, y decimos cosas como que los niños son más interesantes que los libros.

    ResponderEliminar
  3. Y porque somos esclavos todos, y sólo veneramos la producción, y los niños representan tiempo gastado a raudales en la simple incondicionalidad de ser y estar porque sí. Me explico en la siguiente.

    ResponderEliminar
  4. la idea suena bien, pero presentar a los niños y su crianza como antisistema huele a tortuga podría.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No dice anti, sino fuera. Desde luego están dentro, como todo, en las reglamentaciones de los colegios, en las tiendas de ropa, etc. Pero apenas en la cultura, donde podrían ser resignificados, lo que no sé es si para mejor o para peor...

      Eliminar
  5. "Al octavo mes ríes
    con cinco azahares.
    Con cinco diminutas
    ferocidades.
    Con cinco dientes
    como cinco jazmines
    adolescentes"

    Es verdad lo que dices, y me acuerdo de estos versos.
    gimena

    ResponderEliminar
  6. También está Oliver Twist, por antonomasia.

    ResponderEliminar
  7. Hay muchísima literatura sobre niños y montones de referencias en la Biblia sobre la educación de los hijos y la belleza e inocencia de los mismos. No obstante, aunque no las hubiera, si han existido en la historia de la humanidad tantos grandes hombres y mujeres es porque de alguna manera, durante su infancia, sus padres, y en gran medida, sus madres, supieron hacer bien su trabajo, y les trasmitieron lo necesario para hacer de ellos las grandes personas que llegaron a ser. La infancia es decisiva en la vida de cualquier ser humano, cada vez que leamos excelsos libros de grandes hombres, recordemos que detrás hubo también grandes educadores durante su niñez, y aunque "puede" que no haya tantas alusiones a los niños en la cultura, su eco resuena en cada palabra que dirán de mayores y en el espíritu de sus escritos.

    ResponderEliminar