martes, 23 de febrero de 2010
El yoga ibérico
Ahora sí, ahora la siesta mola, pero lo que no molan son los motivos por los que nos la recomiendan. "Estudios científicos avalan..." "vacía el hipocampo..." "más de veinte minutos es trampa...", etc. El placer debidamente reglamentado. Empresas que ponen camas a sus empleados para que luego rindan más, hoteles que alquilan habitaciones por un rato, esas cosas. Felipe II, gran trabajador, sesteaba con un manojo de llaves en la mano para que éstas le despertasen con su sonido al caer al suelo segundos después de caer dormido. También se cuenta de quien lo hacía -igual el mismo rey- en una silla sin brazos para despertarse sobresaltado al inclinarse hacia los lados. No son maneras. Prueba de ello es que, quien puede, se lo monta de otra forma los fines de semana. Pijama y orinal, a la vieja usanza. Y que no nos vengan con que el sueño es hermano mellizo de la muerte (invirtiendo las palabras de Homero), de modo que mucho dormir nos roba la vida. El propio Napoleón solía decir que el que duerme más de cuatro horas cada noche es un cretino. Sin embargo, perdió muchos años por vivir a causa de su histórica hiperactividad. Menos rollos y más evasión, que es buena para el alma -tenemos dentro un multimedia mucho más interactivo que todos los que nos quieran vender en el futuro, aprovechémoslo, coño.
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Es cierto que en el instituto te enseñan que tienes que estudiar ciclos de dos horas 5-7;7-9 ahí cenas en media hora);21.30-23; 23-13.00)descansando...¡10 minutos en el momento de decadencia del rendimiento! es decir te tienes que acostar a la una y levantarte a las siete y media.
ResponderEliminarAntipático pretende hacer de su necesidad, virtud.
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