Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

jueves, 4 de febrero de 2010

¡Todos los coches sois iguales!

"¿Te gusta conducir?": mamarrachada entre otras que, por ingeniosa que la hayan encontrado los señores publicistas, no es más que un significante sin significado, como señalaba Baudrillard. Llevar un coche es siempre la misma "experiencia": rutinaria, somnífera y cuadriculada. El auriga escoge el camino y luego las reglas preestablecidas del tráfico hacen el resto requiriendo de él un mínimo de habilidad y prudencia. Los caballos de potencia no pueden hacerlo ni mejor ni peor, y el resto de las sensaciones concomitantes no son más que pijería en cuatro ruedas. Realmente, es un sueño hegeliano realizado, puesto que la presunta libertad del conductor labora de continuo por el orden objetivo de las reglas de circulación a fin de transportarle a su destino, que es la oficina, el polígono o la carga y descarga. Ayer vi a una chica que iba con una mano suelta cantando entusiasmada lo que oyese en la radio como un director de orquesta con su batuta ¿Significa eso que transitar a 100 por la carretera de Barcelona es un "estilo de vida" juvenil e indómito para ella? Al contrario, bien a las claras se entiende que sin musiquita eso era un muermo total. Es radicalmente indiferente escoger un modelo de buga u otro: todos nos llevan por la calle de la amargura y luego ponte a buscar aparcamiento allí. Si quieres "experiencias" de verdad (lo de vivir peligrosamente es una divisa sólo válida para los bebés), métete en una carretera comarcal o súbete a una moto de gran cilindrada, por lo menos las primeras veces...

Un coche es un coche es un coche es... (proponemos como siguiente slogan a lo Gertrude Stein, de una equívoca honestidad).

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. No entiendo qué le ve la gente a los coches. ¡Vivan las motos!

    Como mejor me lo paso mientras conduzco el auto es cantando a pleno pulmón. Subo las ventanillas y me lo paso en grande. Los de los coches de al lado me miran pero yo los ignoro. Y lo cierto es que he mejorado muchísimo mi técnica gracias a esta práctica.

    Algunos cantan en la ducha. Yo prefiero cantar en el coche. Siempre a solas.

    La moto proporciona una sensación cinética completamente distinta, pero no se me ocurre cantar mientras voy en moto. No creo que sea bueno para la estabilidad. Además el efecto Doppler puede sorprender u horrorizar a los viandantes.

    Canciones ochenteras a propósito:
    "Yo solo lo hago en mi moto"
    "Devuelveme las llaves de la moto y quédate con todo lo demás."

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  2. O "Salvaje como un huracán", de Beethoven R, más tardía. Las motos proporcionan esa distinta sensación también en el conductor de coche, que siempre irá acojonado de llevarse una por delante. Quita, quita...

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