Cada vez hay más propuestas relativas a una posible huelga para comienzo de curso y cada vez más inteligentes, como la que propone convocarla para martes, miércoles y jueves. Sin embargo, muchos son los profesores que lo pasarían muy mal para afrontar una reducción de una buena parte de su sueldo durante un tiempo prolongado. Muchas familias se han quedado sin un salario, y las hipotecas suben. Muchos tenemos miedo de hacer un esfuerzo tan costoso y que luego la movilización no sea significativa. Muchos tememos que, al final, nuestro esfuerzo económico acabe siendo un recorte más de los que tan bien le viene a nuestra querida Consejería de Educación. Todos sabemos que a la Consejería hace tiempo que no le importa que los alumnos pierdan clase, pues nunca les importó que un tercio de ellas se fuera en mandar callar y pasar lista hasta, en ocasiones, por triplicado. Sus triunfos son solo pecuniarios y el gran éxito de moda, aquél que, piensan, les llevará a ganar las elecciones a nivel estatal es el de saber ahorrar. ¿Qué mejor para ellos que el donativo generoso de unos cuantos profesores para cuadrar mejor sus cuentas? Siendo realistas, una huelga en secundaria no paraliza nada: los alumnos pueden quedarse en su casa tan ricamente sin babysitter; ni siquiera eso, porque habrá servicios mínimos y mucha gente que no la secunde.
¿Qué hacer entonces?
Mi propuesta consiste en convocar a partir del 14 de septiembre unas jornadas extraescolares de dos semanas de duración: todos a la calle. Cada profesor llevará a sus alumnos a donde quiera (preferiblemente con la coordinación de otros profesores y otros centros) según el procedimiento habitual de actividades extraescolares y excursiones. Y todo ello de forma muy ostentosa, armando mucho ruido:
Doscientos centros de Madrid llevan sus profesores de ciencias al Retiro y, además de estudiar la vegetación, sientan a todos sus alumnos juntos a comer el bocadillo y hablar de educación. El que quiera se pone la camiseta.
Otros doscientos llevan sus profesores y alumnos al Reina Sofía, y todos comen el bocadillo en la plaza frente al museo…
Doscientos profesores de Educación Física llevan a sus alumnos a correr por la Ribera del Manzanares…
ETC…
Y así incansablemente durante dos semanas en las que todos los profesores movilizados trabajan y cobran por el futuro de la educación en Madrid.
Creo que una movilización de este tipo cuenta con varias ventajas:
1. -No descarta iniciar una huelga en octubre, pero sirve para tantear con qué fuerzas se cuentan y movilizar previamente a otros profesores, padres y alumnos.
2. -Puede ser muy visible y espectacular, si se le echan ganas e imaginación.
3. -La rutinaria autorización de los padres ante las actividades extraescolares sirve para implicarles e informarles. Es como pedir su voto.
4. -La experiencia del 15M ha demostrado recientemente que formulas diferentes a la huelga pueden tener mucha más repercusión mediática.
5. -El gran número de profesores interinos que han quedado en la calle y que no podrían participar en una huelga, sí podría participar en esta movilización.
¡Ánimo! ¡Todos a la calle!
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Brillante. Mi cuñada, profesora en Natal, también está de huelga. Voy a mandarle la propuesta, a ver si se internacionaliza la iniciativa.
ResponderEliminar¡Cabreados del mundo, uníos! (Hay que quitarle la máscara ya al decoroso título de "indignados").
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