martes, 11 de enero de 2011
Tampoco la lluvia...
La última de la meritoria Bollaín gusta mucho a gente sensible e inteligente, sin embargo a mí me causó el efecto de una sopa sin sal. Supongo que estoy demasiado acostumbrado a la técnica americana de sugestionar al espectador, y cuando me ofrecen otra -o una imitación de aquella-, ya digo, me sabe a nada. Toda la película viendo el guión a través de las imágenes, como si en vez de al resultado estuviera asistiendo al making off. Y una última impresión ya claramente negativa: como Tarzán, rey de la selva, una vez más el público se ve obligado a intuir que los indios bolivianos precisan del auxilio de los blancos españoles, por mucho que lo que se pretenda es convencernos de que la nobleza de los primeros inspira a los segundos -pero no, porque los indígenas en último término actúan por supervivencia. En fin, buen intento, por ahí debe ir el camino...
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LA LLUVIA QUE SÍ SE MOJA
ResponderEliminarQuizá no es la sal el ingrediente que echas de menos en TAMBIÉN LA LLUVIA, quizá sea otro sabor, ese al que tu paladar está acostumbrado. La salsa con la que suele acompañar el cine americano al uso todas sus historias, la moralizadora. En la peli no hay buenos y malos puros, no hay un final ejemplar y cerrado de moraleja impepinable, no hay historia de amor con calzador que valga, no existe la figura del confidente negro, gay, o en este caso, boliviano... El extraordinario careto del indio rebelde con causa, actor no actor que jamás intervendría en una película americana (al uso), dota a su personaje de una irresistible verdad que emociona sin tener que dar lástima.
Icíar Bollaín quiere que el espectador aliñe la historia como quiera, que mastique por su cuenta y riesgo, que saque sus propias conclusiones y moralice en su intimidad…
Abre puertas a un debate, ¿en qué medida conquistados y conquistadores siguen actuando como lo hicieron sus antepasados? Es mayor esfuerzo tener que llevarse preguntas y deberes para casa, pero eso también es el cine. Aunque a algunos no quieran pedírselo y les resulte antipático.
S.C
A mí me parece moralizadora de principio a fin. La diferencia con una americana, de hecho, estriba más bien en que ellos potenciarían más lo de puta madre que se lo pasan los blancos antes de la conversión, o eso creo.
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