Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

sábado, 1 de enero de 2011

Derechos de autor, por Israel S.

Oigo por la radio que los productores de una peli han tenido que soltarle una pasta a la SGAE porque en una escena dos personajes jugaban a adivinar películas por sus bandas sonoras, y esto mediante el tarareo. Justo antes había escuchado a Alex de la Iglesia encomiar la receptividad de la organización ante las posiciones que le son contrarias, lo cual menciono para reflexiones posteriores a ésta.

En la primera información es donde encuentro un argumento fresco y nuevo, al menos para mí, en contra, no de los derechos de autor, sino de lo que haya detrás de los derechos de autor, que suena siempre a recaudación sin escrúpulos. Según los famosos supuestamente representantes de los creadores (algunos de los cuales han creado, a su vez, alguna forma de algo en algún momento), los derechos de autor son imprescindibles para proteger la creación. Bien, vemos aquí un caso en el que la creación no es protegida sino impedida (o arruinada), y que la escena del caso nunca habría existido de haberse sabido lo cara que saldría. No me pongo a enumerar, que tengo sueño, pero ¿cuántas tipos de ideas legítimamente creativas no pueden llevarse a cabo porque los derechos de autor serían su ruina? Hace 500 años sólo unos pocos podían pintar, porque una mínima cantidad de colorante azul no se podía pagar con un mes de trabajo medio. Hoy todos los medios técnicos están a nuestro alcance, libertad del creador, pero para metérnosla por el culo, porque cada vez que citamos, comentamos, intertextualizamos, o simplemente hacemos aparecer (como es casi inevitable en una cultura llena de productos culturales, y como es lo propio en cualquier desarrollo creativo personal), convertimos nuestra obra en superproducción o delito.

Me dice una amiga “hacemos el vídeo de la canción y ya está. Y si luego nos dicen algo, pues por lo menos lo tenemos para nosotros”. Pues para quedármelo, no lo hago. Creación perdida, fortuna del mundo (en este caso, pero no en el de otros cientos de miles).

Ni el PSOE es el PSOE, ni los artistas son artistas.

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