Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

lunes, 23 de agosto de 2010

La crisis financiera explicada de manera sencilla, anónimo.

Heidi es la propietaria de un bar en Berlín. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.
Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes.
Como sus clientes no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.
Un empleado del banco más cercano, muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor, y decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes del bar. 
En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "bebida-bonos", "alco-bonos" y "vomita-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.
Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que por cierto despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar el pago de las deudas de los clientes del bar de Heidi.
Pero, claro está, no pueden pagar las deudas. 
Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota.
Los "bebida-bonos" y los "alco-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "vomito-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las compañías que proveen al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia.

El gobierno interviene para salvar al banco, tras conversaciones entre el presidente del gobierno y los líderes de los otros partidos políticos.
Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán los abstemios.

6 comentarios:

  1. Es simpática la analogía pero esteee..., cómo se llamaa..., Leopoldo Abadía ya ha contado el tema igual. Lo que me pregunto es si de veras la gente se cree que esa es la explicación a la crisis.

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  2. Creo que cuando se dice: "Lo que me pregunto es si de verdad la gente se cree que esa es la explicación a la crisis", lo pertinente es ofrecer una crítica a la teoría propuesta, de lo contrario el personal se queda pensando qué querrá decir este anónimo con este comentario. Evidentemente, no podemos pretender que una fábula explique de forma prolija las razones de la crisis, pero, a grandes rasgos, eso es lo que ha sucedido. Otra cosa es que podamos extendernos en las explicaciones y hallemos conexiones con otros hechos, como, por ejemplo, la necesidad que tienen los EEUU en mantener activa su industria armamentística. Es decir, precisan un enorme presupuesto para alimentar la máquina bélica. Si unimos esto al hecho de que el dólar es una moneda basura que no tiene valor y que la deuda de los EEUU es impagable, tenemos parte de la explicación. Para continuar con la gran mentira, es necesario idear todo tipo de artimañas financieras. Muchos países están bancando la economía estadounidense a través de la deuda, es por eso que a nadie le conviene el desplome, pues causaría un efecto dominó. Pero, volviendo al asunto inicial, toda esa oferta de bonos basura guarda relación con el hecho de que, una vez transferida la producción a los países emergentes, los EEUU no tienen mucho que exportar, solo productos financieros.

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  3. Tienes razón, miguelzinho, lo que pretendía apuntar era que esa explicación crematística tantas veces resumida y ya escuchada, socava un poco más la explicación marxista que en ningún caso ha sido recordada o traída a colación. Es más fácil personalizar en entidades financieras y luego si quieres en sus directivos -o sea, es más fácil y rápido buscar chivos expiatorios, aunque sean odiosos,- que recordar cómo funciona la estructura o sistema económico y qué implicaciones tiene por definición. Fácil desde el punto de vista psicosociológico, si quieres; pero también útil.

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  4. Estoy de acuerdo en que cualquier análisis debe ir más allá de las responsabilidades personales o de determinadas instituciones. El sistema económico hace agua y no sé si basta con una reforma de verdad. Lo de la explicación marxista no está de más; además de las injusticias inherentes al sistema, las fábricas del mundo (China, Filipinas, etc.) reproducen las condiciones sociales que vivió Marx. Pero soy pesimista en cuanto al interés por comprender qué sucede, las sociedades occidentales parecen resignadas. Deberían darse cuenta de que el conocimiento te convierte en agente crítico. En otras palabras, como consumidor con conciencia se puede influir en los acontecimientos. Si además el modelo económico se modifica, pues mejor.

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  5. Siendo más pesimista que tú, creo que son pocos esos consumidores -y menos que van a ser-; creo que por eso mismo no hay posibilidades de influir como propones; en realidad, esa conciencia sólo sirve para hacerse una pequeña trinchera moral en un rinconcillo de esta barbaridad. Cosa muy comprensible, por otro lado.

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