Es un libro impactante, escrito en un lenguaje accesible, directo, contundente. A pesar de ser un libro que habla fundamentalmente de economía, para entenderlo te basta con saber conceptos simples como "desempleo", "devaluación de la moneda", "venta de las empresas estatales" o "inflación". Por lo general, las jergas técnicas alejan a los profanos (que somos casi todos; o todos, porque incluso el más erudito es profano en muchas cosas) de los asuntos, y esto es algo que ocurre en economía. Cuenta Klein que cuando acabó el apartheit, los negros negociaron con los blancos cómo iba a ser la nueva Suráfrica. El desarrollo de la negociación iba siendo conocida por la sociedad, pero se prestaba más atención a la cuestión de las libertades políticas que a otros aspectos. En concreto, lo relativo a la economía no interesaba tanto porque eran cuestiones técnicas que casi nadie entendía. Solo después de firmar los acuerdos, cuando ya era demasiado tarde, se dieron cuenta los negros de que habían dejado el poder en manos de la minoría blanca, que controlaban los resortes económicos.
El shock a que se refiere el título es el que, según la teoría de la autora, el Poder provoca en la población para que no puedan reaccionar ante cambios radicales que en condiciones normales no podrían producirse. El shock puede venir a través de un golpe de estado, una represión violenta, una acto terrorista, etc. Y a juzgar por lo que está sucediendo en Europa parece que también por una crisis devastadora. Los ejemplos son muy numerosos: Indonesia (Sukarno), Irán (el de antes del Sha), el Chile y la Argentina de las dictaduras militares (Brasil también, pero con una secuencia diferente), la Rusia de Yeltsin o la China de los sucesos de Tiananmen. El resultado es el mismo, desigualdad social, paro, pobreza y reparto del botín entre la oligarquía nacional y el poder financiero internacional. Por todo esto, veo con preocupación los movimientos del PP y PSOE en concordancia con las pautas del FMI, es decir, recorte del estado del bienestar, privatización de las empresas estatales, control de salarios, es decir, estado mínimo. Privatizar AENA o el Canal de Isabel II, ¿para qué? De la educación seguro que Rita sabe más que yo, pero el modelo FMI es reducir a la nada la educación estatal. Después del huracán Katrina (otro shock) destruyeron todas las escuelas públicas, crearon una red de escuelas privadas y dieron cheques escolares a la población. Despidieron a casi todos los profesores.
Y tal vez se entienda ahora la importancia de la figura de Chávez, por qué se ha convertido en objetivo estratégico del neoliberalismo. Chávez puede no ser un gran gobernante, lo podemos discutir. Venezuela tiene problemas: 30% de inflación, corrupción, violencia ciudadana, pero eso es algo que en mayor o menor medida ocurre en toda la región y no se ha demonizado a todos sus presidentes. Entonces, ¿qué ocurre? Bien fácil, su caso es de manual: no ha entregado las riquezas del país al gran capital (la compañía de petróleos de Venzuela es estatal al 100%; la gasolina cuesta 4 centavos de dólar ) y eso es inadmisible en el orden que vivimos (en el anterior también), por lo que supone de riqueza fuera de su control, pero también porque supone un ejemplo que no quieren tolerar, pues otros países están siguiendo un camino parecido. Ellos quieren un Menem, que vendió a precio de saldo las riquezas de su país.
El shock a que se refiere el título es el que, según la teoría de la autora, el Poder provoca en la población para que no puedan reaccionar ante cambios radicales que en condiciones normales no podrían producirse. El shock puede venir a través de un golpe de estado, una represión violenta, una acto terrorista, etc. Y a juzgar por lo que está sucediendo en Europa parece que también por una crisis devastadora. Los ejemplos son muy numerosos: Indonesia (Sukarno), Irán (el de antes del Sha), el Chile y la Argentina de las dictaduras militares (Brasil también, pero con una secuencia diferente), la Rusia de Yeltsin o la China de los sucesos de Tiananmen. El resultado es el mismo, desigualdad social, paro, pobreza y reparto del botín entre la oligarquía nacional y el poder financiero internacional. Por todo esto, veo con preocupación los movimientos del PP y PSOE en concordancia con las pautas del FMI, es decir, recorte del estado del bienestar, privatización de las empresas estatales, control de salarios, es decir, estado mínimo. Privatizar AENA o el Canal de Isabel II, ¿para qué? De la educación seguro que Rita sabe más que yo, pero el modelo FMI es reducir a la nada la educación estatal. Después del huracán Katrina (otro shock) destruyeron todas las escuelas públicas, crearon una red de escuelas privadas y dieron cheques escolares a la población. Despidieron a casi todos los profesores.
Y tal vez se entienda ahora la importancia de la figura de Chávez, por qué se ha convertido en objetivo estratégico del neoliberalismo. Chávez puede no ser un gran gobernante, lo podemos discutir. Venezuela tiene problemas: 30% de inflación, corrupción, violencia ciudadana, pero eso es algo que en mayor o menor medida ocurre en toda la región y no se ha demonizado a todos sus presidentes. Entonces, ¿qué ocurre? Bien fácil, su caso es de manual: no ha entregado las riquezas del país al gran capital (la compañía de petróleos de Venzuela es estatal al 100%; la gasolina cuesta 4 centavos de dólar ) y eso es inadmisible en el orden que vivimos (en el anterior también), por lo que supone de riqueza fuera de su control, pero también porque supone un ejemplo que no quieren tolerar, pues otros países están siguiendo un camino parecido. Ellos quieren un Menem, que vendió a precio de saldo las riquezas de su país.
Lo tengo en la pila de libros por leer estas navidades, a ver qué tal. No logo me encantó (¿se puede decir eso de algo que te ha horrorizado?).
ResponderEliminarSí, puesto que te ratificas en el "No" del título.
ResponderEliminarYo había leído "No logo" y me impactó. Poco después apareció este "Estado de choque", pero no me animé a leerlo porque estaba algo saturado de este tipo de lecturas, tenía recientes libros de Ziegler, Chonsky y Stiglitz. Y la verdad, creo que ha sido buena idea espaciar estas lecturas. Este libro me está produciendo una impresión muy honda. Una cosa es la información fragmentada que recibimos a diario a través de los medios y otra muy distinta es que alguien la reúna toda, la relacione, la ordene y le dé un sentido. Asimismo, debemos reconocer el talento de Klein (en realidad ella escribe apoyada por un equipo que hace el milagro de recopilar información en un tiempo récord y que además la asesora y la corrige, por lo menos así era en "No logo"). Cada capítulo es un choque y cuando piensas que tu capacidad de impresión está menguando, ella llega con una nueva vuelta de tuerca. No me cabe duda, un libro así debería ser lectura recomendada en secundaria, de ese modo los adolescentes iban a tener una idea más certera de lo que es el mundo (aunque Maquiavelo ya lo hizo con acierto hace unos siglos). Lo que estudían como Historia es una cosa descafeinada y defigurada que solo guarda una cierta similitud con la realidad. O habla más de la apariencia que de la esencia. Ahora acabo de dejar el capítulo e Irak y la verdad es que el relato me ha impresionado mucho más que el aluvión de imágenes que ofreció la CNN. Pero es que antes leí el capítulo dedicado a el ataque de los años 80 a los "tigres asiáticos". Una canallada. Lo peor es que lo que ocurrió allí empieza a parecerse peligrosamente a lo que está ocurriendo aquí.
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