Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

viernes, 25 de febrero de 2011

El nuevo desorden mundial

Langley, Virginia. Sede de los cuarteles generales de la C.I.A. Allí deben andar muy atareados, y, sobre todo, muy nerviosos, con los últimos acontecimientos en el norte de África. Poco les importa a qué tribu pertenece exactamente Gadafi, porque si finalmente cae, si se larga como los demás, entonces la incertidumbre experimentará un salto cualitativo y lo que hasta ahora era anécdota se convertirá en auténtica y definitiva categoría. La situación hasta ahora, en efecto -pensarán-, consistía en que esos países menores protagonizaban una feliz historia de conversión incruenta a la democracia buena para ser contada en los noticieros, pero ¿qué pasa cuando el ejemplo libio cambia las reglas radicalmente, de manera que ni la represión más brutal es capaz de detener el virus informático que asola y rehace los feudos históricos de la naciones sometidas? Pues que esto ya no hay quién lo pare, ciertamente. Cualquier insurrecto de cualquier región del mundo no querrá ser menos que los valientes libios, cueste lo que cueste. Se producirá, entonces, una especie de rearme moral inédito para la gente común a escala mundial y, nunca mejor dicho, a prueba de bombas -¿y cómo no rezar, pues, por un ejército de Jomeinis?

La libertad existe mientras se la conquista, escribía Nietzsche, un pensamiento que confortaría a los de Langley si no fuese porque están demasiado preocupados con la forma en que se capitalizará después tanta energía liberada. Echarán de menos en cierto modo a la Unión Soviética, que era enemiga, sí, pero no imprevisible, multifocal y locamente temeraria. Veinte años después de la controvertida tesis de Fukuyama, la Historia vuelve a la vida y de qué manera. Los muertos que vos matáis, señor, gozan de buena salud…

[Naturalmente que un Fukuyama cualquiera lo que diría es que el actual panorama confirma su idea de que ya no hay más modelo que liberal-democrático-capitalista extendiéndose globalmente, y por tanto la Historia está de hecho terminando. Pero lo cierto es que no hay recursos para esa ampliación, conque todo está por ver.]

2 comentarios:

  1. Fukuyama, de hecho, admitió que había metido la pata con lo del fin de la historia.
    De todas maneras, yo no acabo de ver que las revueltas de Túnez, Egipto et al vengan de un modelo liberal-democrático-capitalista. Como mucho, democrático, en sentido etimológico y no lo que tenemos ahora aquí.

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  2. No que vienen, lo que se quiere ver es que van, pero, aún si ello fuera posible y se permitiera, no es viable económicamente.

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