martes, 14 de febrero de 2012
¿Paranoia?
Dejamos rastros de nuestros gustos y supuesta identidad en facebook, twitter, blogs y mails, creyendo que toda la baba de caracol de ayer se fue por el sumidero digital, pero realmente no lo sabemos. También nos consta que hábiles expertos pueden destriparlo todo y encontrar una aguja en un pajar o el "ábrete sésamo" de toda puerta, pero pensamos que eso no va con nosotros. Sólo hay que atar los dos cabos. Es obvio que no somos nadie por separado, pero constituimos un todo como votantes, consumidores o cabezas de turco. Si mañana a mi me da por por, un suponer, ofrecerme como preceptor privado de la infantita Leonor, cuesta imaginar que no existan dispositivos mediante los cuales enterarse al detalle de lo que opiné o desbarré aquí o allá. Que tales dispositivos estén en manos de la Casa Real o únicamente del Mossad es otra cuestión. Voluntariamente nos delatamos, so pretexto de comunicar con o vacilar a los amigos. No sé, no sé si este putoblog continuará mañana... (lo de la infantita era sólo un ejemplo).
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