jueves, 17 de junio de 2010
Del adjetivo "político"
Cómo les gusta. Al presunto adversario y sin embargo amigo -colegas "políticos" al fin y al cabo- le falta voluntad "política", coraje "político", inteligencia "política", o le sobra impotencia "política", inoportunidad "política" o desfachatez "política". No es nada personal, se trata de la profesión, pero no solo eso -no equivale a "profesional", de manera que no se puede decir de un panadero que vende candeal que tiene ambición "panadera". Se trata también de que ellos juegan el gran juego, como lo llamaba Kipling, o sea, que es como un tablero de rol en el que representan a un personaje, y ese -pero no ellos- recibe el predicado "político", bajo el cual cabe cualquier epíteto que si te lo dicen en la calle alguien termina con un ojo morado. Supongo entonces que en nuestros quehaceres laborales y mundanos a nosotros nos corresponde el adjetivo de "villanos" o "plebeyos" u "ordinarios" o quién sabe. Hoy tuve la intención "villana" de hacer estas observaciones, por ejemplo. O la intuición "plebeya" de aprovechar la tarde soleada. Pero la diferencia es inmensa: cuando a nuestras idioteces podemos calificarlas de "políticas", primero, siguen una determinada consigna de partido, y, segundo, van a salir hasta la saciedad en los medios. Eso es todo. ¿Juegan ellos realmente el gran juego? La escabrosa realidad reciente muestra más bien que están a verlas venir, animalitos... Sufren, por tanto, de un profundo retardo temporal "político". O de un retraso mental grave, pero, ojo, únicamente "político" y no personal, no os vayáis a creer...
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