lunes, 14 de junio de 2010
Pedagogos y pedagogía
En la Grecia antigua el pedagogo era el esclavo que llevaba al niño hasta la puerta del colegio (o sea, del profesor particular la mayoría de las veces), y que le zurraba la badana cuando se portaba mal. De ahí lo de "conducir al niño", etimológicamente. Lo que luego ocurría dentro entre el maestro, el alumno, y las materias que se traían entre manos no era asunto suyo. Y todavía sigue sin serlo, pensamos. No es necesario reducir de nuevo a funciones de vigilante privado al pedagogo para constatar que entre Jorge Manrique y el chaval no hay otro -que no "mejor"- mediador que el profesor de literatura, y, sin embargo, el pedagogo pretende desde hace tiempo ser el arquitecto de ese puente bajo la superstición de que conoce a fondo una de las dos orillas. La otra, la del propio y viejo Jorge Manrique, nunca la ha pisado. Se diría que, con la nuevas orientaciones legislativas de los últimos años, el pedagogo quiere colonizar también ese territorio, y darselo embalsamado a la empresa como ejemplo de inútil cultura que el niño debe desembarazar de su mochila. Así, se convierte en el esclavo del empresario, conduciendo al crío de la nada domesticada al trabajo asalariado, y, mientras, Jorge Manrique ha sido echado a uno de esos rios que va a parar al mar, que es el morir. Cuando algunos se refieren a los intereses de la razón, y no a los del mercado, quiero entender que se refieren a la dimensión universal de Jorge Manrique, por ejemplo, si es que la hay (que bien pudiera ser puro chauvinismo español), y no únicamente a la crítica de la economía política. Porque, en un entorno educativo y social bien ordenado conforme a la "razón"... ¿Habría también que seguir enseñando a Jorge Manrique? En mi opinión, sólo el profesor o el debate entre profesores de la llamada "especialidad" pueden decidir eso. Lo que se juega es la liquidación no sólo del saber, sino asimismo de lo sabido. El alumno debe aprender a desenvolverse en otras batallas antes de hacerlo en la de su oficio, o no tendrá nunca margen de maniobra ni siquiera en este. Sea Jorge Manrique o sea el binómio de Newton, que algunos chicos rabien, se disgusten o protesten, pero que se enfrenten a ellos cuando todavía pueden. Luego ya les zurrarán la badana a fondo y en serio, tocándoles el bolsillo, y habrán cruzado su último puente. En conclusión, es el profesor el que "enseña a aprender" y el que "aprende a enseñar", y su metodología se llama Jorge Manrique o binomio de Newton, no CAP, ni didáctica especial ni Máster del universo. El pedagogo que les lleve hasta clase y el empresaurio que espere en la puerta. Que lo suyo si acaso se lo enseñen desde cero, y por la cuenta que les trae, no vamos a dárselos envuelto para regalo, faltaría más.
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