martes, 23 de marzo de 2010
El policiaco en sudeuropa
Tanto alboroto por los policiacos suecos o norteuropeos en general cuando aquí por el sur rondan los seguramente mejores autores del "género" de las últimas decádas: Vázquez Montalbán, Leonardo Sciacia y algun otro más que admiro menos. Que sí, que están muertos desde hace más tiempo; que sí, que resultan si se quiere mucho más familiares; y el kid de la cuestión: que sus libros cuestan dos euros de baratillo. Pero ellos politizaban de un modo mucho más profundo que mostrando estos y aquellos estragos de corrupción, por generalizada que se plantée, sus escenarios proponen un viaje en el tiempo y entre las clases sociales tanto o más excitante que el viaje en el espacio y la temperatura que nos venden ahora, y, sobre todo, tenían fundamento, personal, estilístico, intelectual y fundamentalmente político, como digo. En concreto, la saga de Pepe Carvalho, aunque no fue lo único que escribiera Manolo, es el límite más audaz a la par que doloroso a que se ha llevado al policiaco desde los pioneros. De eso no se puede hacer película, sencillamente porque la derrota en la lucha de clases no es representable en imágenes, y además Carvalho raramente resuelve sus casos, no hay sorpresa y nadie termina en la cárcel. Pero pone los pelos de punta, mostrándonos que la violencia más virulenta es estructural y poco tiene que ver con pistolas y puñetazos.
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Literatura y cine para niños viejos es lo que se lleva, y casi nada más.
ResponderEliminarCon el aliciente del sexo, no lo olvides
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