viernes, 19 de marzo de 2010
Sobre el protocolo científico más querido por publicistas y autoridades: "esto está demostrado"
Equivale al "¡y punto!" en una conversación corriente, y a los "imprimatur", "hágase", "nihil obstat", "visto para sentencia" y el resto de las innúmeras fórmulas rituales del poder burocratizado para pasar de la conjetura a la ley, o del proyecto al decreto. Técnicamente, en lingüística es una emisión performativa: hace lo que dice porque dice que lo hace, sin necesitar de prueba o justificación externa. El científico dirá que naturalmente que ha habido prueba o confirmación, y de lo más riguroso posible, pero una prueba, o un millar, no hacen una demostración, sólo hacen una inducción. La demostración es deductiva, y sus pruebas no se apoyan en experimentos. Un experimento, por otra parte, es algo calculadísimo -además de carísimo a veces- que se apoya en instrumental, teorías, matemáticas y una preparación de años por parte del mago que saca el dato de esa chistera. Y, sin embargo, tenemos que creer que el dato estaba ahí antes de todo ese aparataje cultural, como el hueso del paleontólogo bajo la excavación. Un dato no es un duro hueso: es un resultado intelectual. Se somete a un proceso natural a unas condiciones anómalas y lo que se obtiene de ello es igualmente anómalo, como no podía ser menos. En fin, no nos dejemos engañar por los anuncios de televisión o por las opiniones de los expertos, que utilizan la fraseología que les conviene para cerrar el paso a nuestras dudas o divergencias. Ni la muerte está demostrada, si me apuráis, pero no conviene desafiar su inducción abrumadora. Los padres ya se sabe -su día es hipotético-, y Hacienda se está investigando...
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"está demostrado" viene a querer significar siempre "se puede hacer una bomba desprogramable a distancia con ello". Viene a querer significarlo tanto, tanto, que lo significa al final.
ResponderEliminarConforme, me gusta mucho la definición pragmática.
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