Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

lunes, 26 de abril de 2010

Nuestra portada

Es una escena tan magnífica como irreal. Batman año uno: acaba de aparecer en escena y todavía es un chapucero -Mazzucchelli (quiero este apellido) lo dibuja con las mallas arrugadas, como un soldado grandote que en diez años más estará sonado. A las fuerzas vivas les encanta porque entretiene a la chusma mientras continúan sus negocios. Va vestido de ratón volador y no es más que una parodia bajofondista de aquel tipo tan bonachón de Metropolis. Pero da su golpe maestro: revienta la pared de un banquete de políticos y les advierte que el festín ha terminado. A partir de ahora nadie estará a salvo -después de tapar la bandeja hay una viñeta en negro que ya pondré. Al día siguiente, el comisario corrupto que devora eucaliptos pide la cabeza en un ataque de nervios. Yo, que con mi parte adulta volví a ver anteayer un film-reportaje desolador acerca de como en Argentina la clase dirigente lo robó y lo mató todo impunemente con el aval democrático ("Memorias del saqueo", en e-mule), con mi parte infantil admiro al caballero andante que les va a ajustar las cuentas no en mi nombre, sino por hijosdelagranputísima sin más. Como se toma la justicia por su mano, a esto lo llaman el fascismo de Miller. Nadie recogió después el testigo de aquella escena, y el héroe multimillonario (un concepto sobrenatural en sí mismo por contradictorio) sigue cazando carteristas envilecidos de colmillo retorcido y estrafalarios criminales disfrazados que sólo existen para ser derrotados. ¿Es, pues, el concepto de un Robin Hood fascista? En la realidad sería un aristócrata que se degrada en lucha por sus derechos feudales. De modo semejante, en la realidad cualquiera que se tomase este comic en serio terminaría pegando un tiro a Bush y pasando con ello a la historia de la infamia (...y a la inyección letal). Porque si es cierto que Batman representa el cirujano de hierro que descree de la ley, también lo es que está muy marcado su carácter necesariamente solitario. Pero en Dark Knight 2 crea un ejercito paramilitar que llama a la revolución purificadora, y es ya un general carismático. Miller es ambiguo pero Mazzucchelli lo atempera, por eso me quedo con estos episodios en concreto: el resto es basura. Con veinticinco años Bruce Wayne se cree Ché Guevara, con cincuentaicinco Mussolini. Hasta esto, aunque ingrato, es veraz. La mejor fantasía sigue de cerca la peor realidad. Que tengáis un buen día frikillos digo chiquillos.

8 comentarios:

  1. ¿Eres analista de medios?
    ¿O es que no hay nada mejor sobre lo que hablar?

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  2. ¿Pero no ves que la "erudición moderna" hay que demostrarla así?
    Es erudito resabiadillo.

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  3. ¿Un poco como Umberto pero sin tanto Eco?

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  4. No teneis ni idea.
    Construye un monumento al "Hic et nunc" "cum grano salis".

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  5. No me toqueis las locuciones latinas

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  6. Stultorum infinitus est numerus...

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  7. Sustine et abstine...

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