miércoles, 7 de abril de 2010
Rita, sus ritos (I)
Se siente desgraciada si tiene que darse prisa al sonar el despertador, así que se toma su tiempo, hace el desayuno, pone la radio, se ducha parsimoniosamente y hasta haría la asana del saludo al sol si no fuera una descreída de misticismos. Pero eso era antes, cuando era una soltera aventurera y tenía el trabajo a tiro-piedra. Ahora, para tampoco sentirse desgraciada, retrasa abrir los ojos, achucha a los niños, pone la radio y luego zumbando se viste como Supermán en la cabina de teléfonos si tiene que llevarlos a la guarderida. Yo, que de un salto salgo de la cama y estoy en la calle fumando, lo que menos entiendo es lo de la radio. Debe ser porque tiene la conciencia limpia que amanece sin hebras colgantes de sueños y puede empañar la mente de basura informativa sin ensuciarla. Personalmente soy incapaz de tragarme ese bolo de pelusas sin ojos que se ha ido formando de noche bajo la cama que son las noticias de la mañana. Todavía me parece increíble que haya gente despierta dispuesta a recordarte que el mundo seguía regurgitando y erupcionando mientras dormías. Me imagino a los campesinos que trabajaban de sol a sol hace cien años, para los cuales la tierra se desperezaba a la vez que ellos. Claro que esos no se tiraban al pitillo industrial según ponían pie en el suelo, y luego trabajaban como auténticas jodidas fucking dawned mulas.
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