Blog de crítica de la cultura y otras balas de fogueo al gusto de Óscar S.

Encuadre: página de "Batman: Year One", Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986-7, números 404 a 407 de la serie.

domingo, 11 de abril de 2010

Oración pagana


"Vivíamos a cuerpo de rey. Bebíamos como cosacos. Nos amaban mujeres de 


bandera. Gastábamos a espuertas. Pagábamos con oro, plata y dólares. Lo 
pagábamos todo: el vodka y la música. El amor lo pagábamos con amor, el odio 
con odio.
Me gustaban mis compañeros porque nunca me habían defraudado. Eran gente 
sencilla, sin formación. Pero, a ratos, me dejaba boquiabierto lo 
extraordinarios que podrían llegar a ser. Y, en aquellos momentos, le daba 
las gracias a la Naturaleza por haberme hecho un ser humano.
Me gustaban los maravillosos amaneceres de primavera, cuando el sol retozaba 
como un chiquillo, derramando por el cielo colores y centelleos. Me gustaban 
los cachazudos ocasos de verano, cuando la tierra exhalaba chicharrina y el 
viento acariciaba con ternura los campos olorosos para refrescarlos.
Me gustaba también el otoño abigarrado, embelesador, cuando el oro y la 
púrpura caían de los árboles y tejían tapices floreados sobre las veredas, 
mientras unas neblinas canosas de columpiaban, colgadas del ramaje de los 
abetos.
Me gustaban también las gélidas noches de invierno, cuando el silencio 
convertía el aire en una masa pegajosa y la luna meditabunda adornaba la 
blancura de la nieve con diamantes.
Y vivíamos entre aquellos tesoros y aquellas maravillas, envueltos en 
colores y centelleos, como niños extraviados que de pronto despiertan en un 
cuento de hadas. Vivíamos y luchábamos, pero no por unos despojos de 
existencia, sino por la libertad de ir de un sitio a otro y trabar 
amistades... En nuestras cabezas bramaban los vendavales, en nuestros ojos 
jugueteaban los relámpagos, bailaban las nubes y se reían las estrellas. 
Salvas de carabinas nos daban la bienvenida y nos despedían, muchas veces 
anunciando una muerte que bailaba impotente a nuestro alrededor sin saber a 
quien raptar primero.
A menudo, el placer de vivir me dejaba sin aliento. De vez en cuando, los 
ojos se me empañaban sin venir a cuento. De vez en cuando, alguien soltaba 
una imprecación soez y, al mismo tiempo, me obsequiaba con una sonrisa 
infantil y me tendía una mano callosa y fiel.
Se pronunciaban pocas palabras. Pero eran palabras de verdad, que yo podía 
entender fácilmente a sabiendas de que no eran juramentos ni palabras de 
honor, y, por tanto, podían darse por seguras...
Así los días estúpidos y las noches alocadas, que Alguien nos había regalado 
en recompensa por algo, galopaban entre serpenteos de colorines.
Y, por encima de todo aquello, por encima de nosotros, de la tierra y las 
nubes, en la zona norte del cielo, corría el extraño Carro..., reinaba la 
magnífica, la única, la embrujada Osa Mayor.
De ella, de nosotros, de los contrabandistas, y de la frontera, habla esta 
novela, que ha nacido entre el dolor y la añoranza de la belleza que se 
enconde en la Verdad, en la Naturaleza, y en el Hombre".

       Introducción a "El enamorado de la Osa Mayor", del polaco Sergiusz 
Piasecki, escrito en la cárcel por bandolerismo en 1937.

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