domingo, 3 de enero de 2010
Los otros profesores (segunda parte)
Pero peores, patéticamente peores son los otros profesores, los biempensantes, los reformadores, los utopistas, desde Rousseau hasta el Summerhill de A.S. Neill llegando hasta hoy. Lo ignoran todo del mundo salvo sus deseos, generalmente tan generosos como ciegos. Adultos que piensan como niños pretendiendo que los niños piensen como adultos: una paradoja-bomba. Un bicho humano es una conflagración de fuerzas que pueden -o no- ser equilibradas hacia la socialización, nunca una tabula rasa que sólo precisa un mejor ambiente para inscribir la armonía física y moral. Por eso nunca a lo ancho del planeta ni a lo largo del tiempo se ha producido espontaneamente el educando ideal en masa, ¿o es que todos los ambientes posibles son demoniacos? ¿y cómo han llegado a serlo, por ventura? El resultado no puede ser otro que la propuesta de una educación elitista más con la importante salvedad de que está abocada al fracaso por principio. En el término medio, y no en la boba ingenuidad, reside siempre la virtud, dijo un maestro.
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