Se dirá que, al fin y al cabo, todas las lecturas que comento aquí son infantiles, y bien puede tener su parte de verdad. No me cogeréis con Sandor Marai, Peter Handke o algo así. De un tiempo a esta parte separo muy nitidamente entre los libros de aprender y los de entretenerse. Los tiempos de mezclar ambas cosas han pasado para mí, lo cual ha producido que los dos extremos se me hayan radicalizado en demasía. Pero este en particular, que es infantil ex profeso, es que ni siquiera lo he leído todavía. Incurro por esta vez en una excepción a mi norma in pectore de hablar de ello únicamente después de apurarlo a fondo por una razón sentimental, rara en este blog y que se entenderá enseguida: no sólo está escrito por una amiga, es que además está dedicado a mis primogénitos. Es, pues, el primer libro (por lo que entiendo ahora nada más que letras en orden encuadernadas y editadas con su correspondiente ISBN) en el que aparecen por sus nombres, y por lo que a mí respecta sólo me cabe esperar que no sea el último -aunque tampoco importaría mucho, no seamos hijocéntricos...
(Antes, mi preferido infantil era "¡Me comería un niño!", que recomiendo imparcialmente y pese a ser fránces, que nunca se sabe).
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...pues sí que te has explayado
ResponderEliminaridéntico